2023, Número S1
Conductas del estilo de vida y peso durante la pandemia de SARS-CoV-2 entre jóvenes y adultos de Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco, México
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 10
Paginas: s6-15
Archivo PDF: 254.87 Kb.
RESUMEN
Introducción: en diciembre 2019, se propagó el SARS-CoV-2. Este virus provocó el confinamiento de la población, cierres de negocios que, a su vez, modificaron la manera de vivir de la población, ocasionando cambios en el estilo de vida, en las conductas nutricionales, la elección de alimentos, las actividades de la vida diaria, así como el aumento en el estrés e incertidumbre, y promovió el uso de servicios online que favorecen el sedentarismo. Material y métodos: a través de redes sociales (Facebook y WhatsApp) en un muestreo por bola de nieve participaron 546 sujetos mayores de 18 años que residieran en Guadalajara, Zapopan o Tlajomulco, de los cuales 530 completaron la encuesta que se aplicó a través de plataforma Survio®. Se realizó un cuestionario de datos generales incluyendo su ocupación y situación laboral y el peso, así como un instrumento para evaluar las conductas relacionadas con el estilo de vida de Kumari y colaboradores durante los meses de marzo a diciembre 2020. El análisis de la información se realizó en SPSS versión 24. Resultados: las encuestas incluidas fueron 530. La diferencia del peso habitual y el actual fue de 1.7 ± 5.1 kg en mujeres (p < 0.0001), de 1.2 ± 10.3 kg en hombres (p < 0.0001) y de 2.5 ± 3.5 kg en transgénero. La pérdida del empleo en mujeres fue de 32% y en hombres 26% (p < 0.4). La diferencia de peso para las mujeres que no perdieron su empleo antes y nueve meses postpandemia fue de 0.94 ± 4.6 kg mientras que las que sí lo perdieron fue de 3.2 ± 5.9 kg (p < 0.0001) en ambos casos. Para los hombres, la diferencia cuando no perdieron su empleo fue de 0.83 ± 10.2 kg y para los que sí la perdieron fue de 2.2 ± 10.6 kg, no se encontraron diferencias significativas. No se encontró relación con la diferencia de peso previo y posterior a la pandemia con el resultado total del test de conductas de alimentación; sin embargo, se vio una tendencia al empeoramiento de las conductas a medida que avanzaba la edad en mujeres. En hombres, las buenas conductas se mantuvieron independientes de la edad. En la comparación de las conductas relacionadas con el estilo de vida versus el cambio de peso, las personas que redujeron su peso < 2 kg, tuvieron mejores buenas conductas y menos malas conductas. En aquellos que no tuvieron cambio de peso, hubo una predominancia de conductas benéficas versus malas conductas. Las personas con cambio de peso > 2 kg, tuvieron más malas conductas negativas y se redujeron las conductas benéficas. Las personas sin pérdida de empleo contaron con mejores conductas. El grupo de reducción de ingresos tuvo diferencia significativa en la relación de benéficas y negativas conductas, siendo estas últimas conductas peores en este grupo. Conclusión: durante la confinación de la pandemia, la rutina de vida cambió, alrededor de 30% de la población evaluada tuvo pérdida de empleo o reducción en sus ingresos, esto provocó aumento de peso considerable. Se necesitan iniciativas y estrategias para mejorar las conductas relacionadas con el estilo de vida en periodos de confinamiento.INTRODUCCIóN
En diciembre 2019 en Wuhan, provincia de China, inició la emergencia sanitaria por la COVID-19 y su agente causal el coronavirus SARS-CoV-2, que llevó a la emergencia sanitaria a nivel global.1
Este nuevo virus tiene alta transmisibilidad, lo que ocasionó una pandemia que ha cobrado 6.9 millones de fallecimientos. Hasta agosto de 2023, con más de 760 millones de casos confirmados a nivel mundial,2,3 los contagios provocaron miedo en la población al desarrollar la infección y no tener disponible atención médica.4
Algunas de las medidas tomadas por los gobiernos fueron los cierres de las fronteras, el distanciamiento social, el confinamiento acelerado e indefinido, en muchos casos obligatorio, el uso de cubrebocas y el cierre de empresas y turismo.5 La situación en México no fue diferente, en un inicio, las autoridades sugirieron que sería pasajero.6 Muchas fábricas e industrias cerraron, las personas perdieron sus empleos y se redujo la tasa de crecimiento, así como la producción y disponibilidad de los alimentos, lo que provocó compras de pánico y el aumento del estrés en la población.
Este confinamiento provocó cambios de estilo de vida debido a que fueron cerrados lugares para la recreación, gimnasios, oficinas y escuelas. En cuestión de meses, la vida cotidiana se llevó a la virtualidad. Esta nueva modalidad de trabajo, estudio y compras limitó aún más la actividad física de la población, promoviendo actividades sedentarias, trastornos del sueño y aumento en niveles de ansiedad y estrés.5
La imposibilidad de salir de casa aunado a los factores como ansiedad y trastornos del sueño favorecen el aumento en el consumo de calorías y el bajo gasto energético por actividad física.7
Parte de la población adoptó conductas que favorecen la salud como dedicar más tiempo al deporte, comer en casa, mejorar la calidad y cantidad de sus alimentos, obtener más información acerca de alimentos y suplementos que mejoren el sistema inmune. Estos cambios que promueven conductas y alimentación saludable vienen de la preocupación por mantener siempre buen estado de salud.8
Las plataformas virtuales de comida rápida aumentaron sus usuarios.9 La inseguridad alimentaria provocó compras de pánico, escasez de algunas materias primas por la interrupción de cadenas de suministro, y miedo a salir de casa para comprar alimentos y enceres básicos, esto aumentó niveles de estrés y ansiedad que se relacionaron con los cambios de conducta.8
La evaluación sobre el estilo de vida en estas condiciones se hace necesario y Kumari y colaboradores10 elaboraron y validaron un cuestionario sobre los cambios de conducta y de alimentación durante estos meses de aislamiento.10 El cuestionario tiene tres tipos de preguntas, las que reflejan conductas negativas o malas relacionadas con la alimentación como la frecuencia de ayunos, el consumo de comida rápida y bebidas azucaradas, el sedentarismo y niveles de ansiedad. El segundo grupo corresponde a aquéllos que promueven conductas benéficas o buenas de alimentación como el consumo de frutas y verduras, la ingesta de vitaminas y suplementos para mejorar el sistema inmune, la frecuencia del ejercicio cardiovascular y el apoyo de la familia en los cambios de conducta. El tercer grupo refleja qué tanto el participante se alejó de horas de sueño y porciones de alimento "normales", tomando en cuenta que el participante tenía correctos hábitos de sueño y alimentación.
El objetivo de este estudio fue valorar la fiabilidad del cuestionario de conductas de estilo de vida y comparar entre adultos, jóvenes y mayores durante la pandemia por la COVID-19.
MATERIAL Y MéTODOS
En diciembre de 2020 se envió a través de redes (WhatsApp y Facebook) una invitación y su consentimiento a participar a personas mayores de 18 años para contestar una encuesta a través de la plataforma Survio®. La encuesta incluía datos generales, así como el cuestionario de "Conducta relacionada al estilo de vida sobre estilos de vida durante la pandemia por COVID-19".10 Se envió a personas que vivieran en la Zona Metropolitana de Zapopan, Guadalajara y Tlajomulco, y se solicitó a través de redes sociales como bola de nieve que invitaran y renviaran esta encuesta a familiares, amigos y conocidos y dieran su consentimiento informado para participar. La información se categorizó en tres grupos de edad < 29, de 30 a 59 y > 60 años.
Datos generales: se les pidió a los participantes datos como edad, género, ocupación, pérdida de empleo e ingresos, peso habitual y el peso actual a los nueve meses después de la pandemia.
CONDUCTAS DEL ESTILO DE VIDA (KUMARI Y COLABORADORES 2020)
Se solicitó contestar el cuestionario de Conductas del estilo de vida de Kumari y su grupo para evaluar los cambios de conductas y de alimentación durante estos meses de aislamiento (Anexo 1).10
Se tradujeron las encuestas del inglés al español por un traductor certificado y se revisaron por otro traductor certificado. Se elaboró un cuestionario electrónico en la plataforma "Survio®", donde se colocaron las preguntas con su opción múltiple escala tipo Likert como sigue: 2: disminuyó significativamente, 1: disminuyó ligeramente, 0: muy similar, -1: aumento ligeramente y -2: aumentó significativamente, se excluyeron las encuestas que no estuvieran completas o contestadas de manera correcta.
El cuestionario incluye 20 preguntas que se clasifican en el primer grupo, las que reflejan malas conductas de vida y de alimentación como la frecuencia de ayunos, el consumo de comida rápida y bebidas azucaradas, el sedentarismo y niveles de ansiedad. El segundo grupo corresponde a aquéllos que promueven buenas conductas o benéficas relacionadas con la alimentación y vida tales como el consumo de frutas y verduras, la ingesta de vitaminas y suplementos para mejorar el sistema inmune, la frecuencia del ejercicio cardiovascular y el apoyo de la familia en los cambios de conducta. El tercer grupo refleja qué tanto el participante se alejó de horas de sueño y porciones de alimento "normales", tomando en cuenta que el participante tenía correctos hábitos de sueño y alimentación.
Este estudio está apegado a la declaración de Helsinki y el Reglamento en Materia de investigación de la Ley General de Salud mexicana. Este es un estudio anónimo, de impacto social por su importancia en las conductas durante la pandemia por la COVID-19 y es considerado sin riesgo ya que no se puede identificar a los individuos y no es posible solicitar la carta de consentimiento informado por escrito, sólo su aceptación para participar en un estudio exploratorio.
Análisis estadístico. Se describen las variables cuantitativas por medias y desviaciones estándar y las cualitativas por frecuencias y porcentajes. El cuestionario se llevó a cabo en julio 2020 usando la plataforma Google Forms. La fiabilidad obtenida fue con el alfa de Cronbach considerando arriba de 0.600 como bueno. Se determinó la Barlett y Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) considerando el nivel de significancia de p < 0.05. Previa prueba de homogeneidad de Levene se hicieron las comparaciones con ANOVA o Kruskal-Wallis y la significancia fue de una p > 0.05 se compararon las variables con pruebas posthoc o no paramétricas como la U de Mann-Whitney. Las variables de antes y después paramétricas se compararon con t de Student pareada. Las frecuencias se compararon con la χ2, considerando un nivel de significancia de p < 0.05 e intervalo de confianza de 95%, se utilizó el programa SPSS versión 24.
RESULTADOS
De las 546 encuestas obtenidas vía online, 13 de ellas fueron eliminadas por no estar contestadas de manera correcta3 o por haber escrito mal su peso o edad. Se obtuvo un total de 345 mujeres, 183 hombres y dos transgénero.
Las 530 incluidas la edad media ± para las mujeres fue de 37 ± 14.9 años, para los hombres de 36.9 ± 14.3 años. No se encontraron diferencias en las edades por género (ANOVA p < 0.793) (Tabla 1).
Las mujeres tenían una media ± del peso habitual antes de la pandemia de 62.7 ± 11.3 kg y el peso tomado nueve meses posterior a la pandemia o actual, de 64.4 ± 12.7 kg, la diferencia de pesos fue de 1.7 ± 5.2 kg (p < 0.0001).
Para los hombres, la media ± del peso habitual fue de 79.2 ± 14.1 kg, el peso actual de 80.8 ± 15.1 kg y la diferencia de peso de 1.5 ± 4.6 kg (p < 0.0001). Para las personas transgénero el peso habitual fue de 62 ± 11.3 kg, el peso actual de 64.5 ± 7.8 kg y la diferencia entre pesos fue de 2.5 ± 3.5 kg. Sin embargo, el cambio de peso no fue significativo (Tabla 1).
En cuanto a la ocupación se destaca que 17% de las mujeres eran estudiantes versus 11% en hombres; 64% de las mujeres eran trabajadoras, mientras que el porcentaje en hombres era de 81% y en transgénero la totalidad era trabajador.
La pérdida del empleo entre mujeres y hombres fue de 31 y 26% respectivamente (p < 0.4). Sólo 1 a 2% de las mujeres y hombres manifestaron haber tenido reducción de sus ingresos (Tabla 1).
Para las mujeres que no perdieron su empleo, se obtuvo diferencia entre el peso actual 63.5 ± 12.3 kg y el peso habitual 62.6 ± 11.4 kg. Las mujeres que perdieron su empleo tuvieron pesos habituales de 61.8 ± 10.8 kg y pesos actuales de 65.1 ± 12.0 kg. La diferencia entre pesos fue de 0.94 ± 4.6 kg para las mujeres que no lo perdieron y de 3.2 ± 5.9 kg para las mujeres que sí lo perdieron. Se encontraron diferencias significativas en la diferencia de pesos en mujeres que no perdieron y sí perdieron su empleo (p < 0.001) (Tabla 2).
Para los hombres que no perdieron su empleo, se obtuvieron diferencias del peso actual 79.1 ± 12.9 kg versus el peso habitual 78.2 ± 13.0 kg. Los hombres que perdieron su empleo tuvieron pesos habituales de 81.9 ± 15.6 kg y peso actual de 84.1 ± 18.9 kg. La diferencia entre pesos fue de 0.83 ± 10.2 kg para los hombres que no lo perdieron y de 2.2 ± 10.7 kg para los hombres que sí lo perdieron. No se encontraron diferencias significativas (Tabla 2).
En la Tabla 3 se presenta la relación entre pérdida de empleo por cambio de peso mostrando un incremento de peso con mayor porcentaje de pérdida de empleo.
En lo que se refiere a la fiabilidad del instrumento de conductas del estilo de vida por Kumari y su equipo, con el alfa de Cronbach fue de 0.720 y el KMO de 0.688.
Las conductas negativas o malas y totales presentaron diferencias significativas, pero no en las conductas benéficas o buenas. De manera global sí hubo diferencia entre hombres y mujeres para malas conductas 3.7 versus 2.8 puntos, y no hubo diferencia para las buenas conductas.
En mujeres, las malas conductas empeoran a medida que avanza la edad. La calificación media para malas conductas fue de 1.4 puntos mientras que en menores de 29 años fue de 5.2 puntos. Para las buenas conductas, la media se mantuvo muy similar en todos los grupos de edades 4-4.7 puntos, la capacidad de cambiar conductas también fue similar en los rangos de edad -1 a -1.7 puntos y en los totales. Se concluye que, a menor edad, mejores son las conductas de alimentación siendo la media de las personas menores de 29 años 7.5 puntos, de 30 a 59 años 6.2 puntos, y mayores a 60 años de 4.9 puntos.
Para los hombres, las conductas negativas o malas fueron menores en el grupo de edad de menos de 29 años, con una media de 3.4 puntos mientras que en mayores de 30 y mayores de 60 años, las medias fueron similares 2.5 y 2.1 puntos. Para las buenas conductas, fueron mejores en menores de 29 años y también se mantuvieron con una media de 3.5 y 3.9 puntos en mayores de 30 años y mayores de 60 años respectivamente. La capacidad de cambiar conductas mejoró con la edad, siendo los menores de 29 años los que peor resultado obtuvieron, con una media de -1.6 puntos, los mayores de 30 años obtuvieron una media de -1.2 puntos y los mayores a 60 tuvieron una media de -0.6 puntos. En cuanto a los resultados, los mejores datos se obtuvieron de la población menor a 29 años, con una media de 5.7 puntos, seguidos por los adultos mayores de 60 años con una media de 5.4 puntos y por último con una media de 4.7 puntos que correspondería a la calificación más baja del segmento, los del rango de edad de 30 a 59 años con una media de 4.7 puntos (Figura 1A y B).
En la Figura 2 se comparan las conductas de estilo de vida (malas y buenas conductas y capacidad de cambio) vs el cambio de peso, se aprecia que las personas que tuvieron un cambio de peso menor a 2 kg, tuvieron mejores buenos conductas y menos malas conductas. Se encontraron similitudes con las personas que no tuvieron cambios en su peso, aunque las proporciones fueron diferentes, hubo una predominancia de buenas conductas vs malas conductas; sin embargo, los de buenas conductas fueron menores que en el grupo de > 2 kg de aumento de peso.
Las personas que tuvieron cambio de peso mayor a 2 kg tuvieron mayores malas conductas mientras que los de buenas conductas se redujeron. La capacidad de cambio no se modificó de manera significativa en ninguno de los grupos (Figura 2).
Relacionando las dos variables dependientes, las personas que no tuvieron pérdida del empleo contaron con mejores conductas. En el grupo de pérdida de empleo, las malas y buenas conductas se encontraron muy similares, mientras que en el grupo de reducción de ingresos, se encontró una diferencia significativa en la relación de buenas y malas conductas, siendo las malas conductas mucho peores en este grupo (Figura 3).
DISCUSIóN
Este estudio basado en los estilos de vida y modificación en la situación laboral durante los primeros nueve meses de la cuarentena por SARS-CoV-2 demostró la importancia de estas variables y su relación con el cambio de peso. Por medio de la encuesta de Kumari y colaboradores,10 se valoraron las buenas y malas conductas y cómo eran influenciadas por la situación laboral y a su vez cómo estos factores influían en el cambio de peso.
Los marcadores de conductas buenas y malas no tuvieron la significancia esperada y sólo mostraron una tendencia al mantenimiento en hombres mientras que en mujeres se vio una disminución de las buenas conductas conforme avanzaba la edad.
Comparando a Kumari y colaboradores con este estudio, éste se enfocó en las preguntas solas, teniendo resultados de sus encuestados que indicaban aumento en las porciones y alimentos nutritivos, así como aumento también en el consumo de comida chatarra y bebidas ricas en azúcar y cómo se relacionaban con el aburrimiento y estrés. También se encontró aumento en el interés de las personas por consumir alimentos que favorecieran su estado inmune durante el periodo de la COVID-19. Asimismo, se muestra el aumento en el sedentarismo y el tiempo frente a una pantalla. Por último, no se encontraron diferencias en la calidad y cantidad de horas sueño.
En esta investigación se englobaron las conductas en buenas o benéficas, malas y la capacidad de cambio y se relacionaron con la edad, cambios de peso y la situación laboral, encontrando que las mujeres tienen tendencia para aumentar las malas conductas conforme avanza la edad; mientras que en hombres las buenas conductas fueron mejores en menores de 29 años. También se encontró que las personas que tuvieron cambios de peso < 2 kg tuvieron mejores conductas y menores malas conductas, mientras que en personas que aumentaron > 2 kg las buenas conductas se encontraron disminuidas y se obtuvieron valores máximos de malas conductas en esta población.
Los puntos de oportunidad de este estudio son las mismas aplicaciones de la prueba online y la subjetividad con la que las personas podrían contestar sus datos y las encuestas de conductas. No se pudo aplicar un retest ya que las encuestas eran anónimas. Además el estudio sólo puede dar cobertura a personas que tengan acceso a un equipo tecnológico para poder contestarla.
Las fortalezas del estudio fueron la recolección de datos de una manera óptima aún en tiempos de cuarentena, la obtención de los resultados de las pruebas de conductas de alimentación, y las diferencias de peso durante la pandemia para hacer una comparativa y demostrar la relación entre los cambios de peso y conductas de alimentación. Este estudio es una exploración del comportamiento como parte de la población de la segunda ciudad más importante de México. Jalisco es un estado conservador con estilos de vida y conductas que no aceptan fácilmente el cambio y donde el impacto económico ha obligado a la población a buscar maneras de reducir sus egresos y nuevas estrategias de proveer ingresos.
CONCLUSIóN
La pandemia por COVID-19 cambió la manera de vivir de la población, desde como las personas perciben sus ingresos hasta las conductas de vida, alimentación y actividad física provocando cambios de peso.
Tomando en cuenta la ocupación de las personas, donde la mayor parte de la población incluida pertenecía a la clase trabajadora, seguida por el empleo doméstico en el caso de las mujeres y el estudio en jóvenes hombres y mujeres, los cuales no perciben ingresos, se considera una cifra importante que alrededor de 30% de las personas perdieron su empleo y que esto a su vez tuvo un impacto en la ganancia de peso tanto en mujeres como hombres.
La pandemia ha afectado de manera diferente a las generaciones, se observó tendencia al empeoramiento de conductas conforme avanza la edad en mujeres, mejores conductas de vida en hombres jóvenes vs hombres adultos y adultos mayores.
Se requieren más estudios para evaluar los efectos finales de la pandemia a nivel económico, psicológico, sociológico y antropométrico.
REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
World Health Organization. Declaración sobre la segunda reunión del Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional (2005) acerca del brote del nuevo coronavirus (2019-nCoV). (2023b). Disponible en: https://www.who.int/es/news/item/30-01-2020-statement-on-the-second-meeting-of-the-international-health-regulations-(2005)-emergency-committee-regarding-the-outbreak-of-novel-coronavirus-(2019-ncov)
AFILIACIONES
1 Maestría en Nutrición Clínica, Universidad del Valle de Atemajac.
2 División de Neurociencias, Centro de Investigación Biomédica de Occidente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
3 Departamento de Disciplinas Filosófico, Metodológicas e Instrumentales, Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara, Cuerpo Académico 1022.
4 Dirección General de Educación, Investigación y Calidad en Salud, Secretaría de Salud, Jalisco.
CORRESPONDENCIA
Dra. Blanca Miriam Torres-Mendoza. E-mail: blanca.torresm@imss.gob.mxRecibido: 13/09/2023. Aceptado: 22/11/2023.