2011, Número 4
Otorrinolaringología 2011; 56 (4)
Relación existente entre la severidad del síndrome de apnea obstructiva del sueño, el índice de masa corporal y el tamaño amigdalino
Jiménez AD, Labra A, Loman ZÓA, Paz PY, Huerta DÁD, Haro VR, Sánchez NF
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 13
Paginas: 174-179
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RESUMEN
Antecedentes: Se estima que el síndrome de apnea obstructiva del sueño afecta a 2-4% de la población adulta del mundo; de éstos, cerca de 80% son varones. El Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán afirma que 98% de los pacientes obesos mórbidos padecen síndrome de apnea obstructiva del sueño y que como factor para padecer este síndrome se encuentra la obesidad, así como la hipertrofia amigdalina, que podría tener alguna implicación en el grado de severidad del padecimiento, al favorecer la obstrucción de las vías respiratorias superiores.Objetivo: Determinar si el índice de masa corporal y la hipertrofia amigdalina se relacionan con la severidad del síndrome de apnea obstructiva del sueño.
Material y método: Estudio retrospectivo hecho con los datos de 200 expedientes de pacientes atendidos en la clínica de trastornos del sueño de la UNAM debido a que tenían síndrome de apnea obstructiva del sueño; se sometieron a un estudio polisomnográfico en el que la severidad de su enfermedad –que se clasificó en leve, moderada y severa y que se relacionó con el índice de masa corporal y el tamaño amigdalino– se evaluó con el índice de apnea-hipopnea/hora.
Resultados: La mayoría de los pacientes se encontraba en grado de intensidad severo (63%); en relación con la hipertrofia amigdalina, 5.5% de los pacientes fueron amigdalectomizados y 48% padecía hipertrofia amigdalina de grado 1; 32%, hipertrofia de grado 2, y 14.5%, hipertrofia de grado 3.
Conclusiones: En la severidad del síndrome de apnea obstructiva del sueño debe considerarse factor pronóstico o diagnóstico el índice de masa corporal; asimismo el tratamiento debe efectuarse en forma multidisciplinaria. Además, la obesidad puede ser secundaria a problemas sistémicos, como el hipotiroidismo.
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