2019, Número 3
Asociación del nivel de maloclusión, alteraciones dentomaxilofaciales y satisfacción del tratamiento ortodóncico en pacientes adolescentes de Ciudad Juárez, Chihuahua
Idioma: Español/Inglés [English version]
Referencias bibliográficas: 20
Paginas: 125-138
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RESUMEN
Introducción: Las maloclusiones son una de las principales alteraciones que afectan la estética y función de los dientes. A pesar de las diversas evaluaciones para la identificación y distribución de las maloclusiones, no existen estudios que hayan determinado la distribución y asociaciones del nivel de maloclusión, alteraciones dentomaxilofaciales y el nivel de satisfacción de los tratamientos ortodóncicos a través del índice de estética dental de adolescentes que viven en la zona norte del país. Objetivos: Determinar el nivel de asociación de los niveles de maloclusión, alteraciones dentomaxilofaciales y el nivel de satisfacción del tratamiento de ortodoncia con el índice de estética dental en adolescentes de Ciudad Juárez, Chihuahua. Material y métodos: A través de un diseño transversal comparativo y un muestreo no probabilístico consecutivo, 150 adolescentes entre 12 y 18 años de edad fueron evaluados y entrevistados a través del índice de estética dental para la determinación de la severidad y distribución de las maloclusiones, alteraciones dentomaxilofaciales y el nivel de satisfacción del tratamiento ortodóncico. Resultados: La distribución de las maloclusiones (normal, definida, severa e incapacitante) disminuyeron frecuentemente con el avance de la severidad (35.3, 29.3, 28 y 7.3%, respectivamente). Las oclusiones normales aumentaron significativamente con el avance de la edad en ambos sexos (p < 0.05). Las alteraciones dentomaxilofaciales más frecuentes fueron el apiñamiento (90%), seguido de la irregularidad mandibular (80%), resalte maxilar (69.3%), irregularidad maxilar (68.6%), relación molar (67.3%), mientras que los menos frecuentes se encontraron a los espacios (23.3%), diastema (8%), dientes ausentes (6%), mordida abierta (4%) y overjet inferior (3.3%); todos distribuidos uniformemente en hombres y mujeres (p > 0.05). El nivel de maloclusión mostró asociaciones significativas con el nivel de satisfacción (p < 0.05). Conclusiones: El nivel de maloclusión dental de hombres y mujeres adolescentes podría influir en el comportamiento de satisfacción emocional relacionado con los tratamientos ortodóncicos, probablemente por la presencia de alteraciones morfológicas y anatómicas de dientes y maxilar.INTRODUCCIóN
Los dientes apiñados, irregulares y con diversas alteraciones en la posición de los maxilares han dirigido un serio problema en el mundo.1 Diversos estudios han determinado que la posición anormal de los maxilares, así como la posición y distribución de los dientes pueden repercutir directamente en el desarrollo de otras alteraciones orales, ocasionando problemas bucodentales de mayor complejidad asociados con maloclusiones.1-3 Algunos de los factores como la forma de alimentación, en la cual la tendencia actual sobre el consumo de alimentos de consistencia blanda con reducción de las fuerzas masticatorias, succión pasiva, succión digital, destete prematuro, entre otras han sido identificadas como elementos importantes en el desarrollo de las maloclusiones.4,5 La prevalencia de maloclusiones en jóvenes oscila entre 35 y 75%, y difiere según el grupo etario y étnico, el método de registro y la presencia de síndromes. La característica más frecuente de maloclusión es la presencia de clase ll en relación molar y el apiñamiento; sin embargo, los principales factores etiológicos para desarrollar maloclusiones se asocian a aspectos genéticos, ambientales, una combinación de los dos, o de tipo local como hábitos parafuncionales, la pérdida prematura de dientes, la pérdida de espacio asociada a caries dental, restauraciones dentales inapropiadas, entre otras.6 Para determinar una patología, la etiología es la clave dentro del diagnóstico. La maloclusión es un problema del desarrollo, y no una patología, la cual debe ser considerada como un proceso de desarrollo multifactorial. Para la mayoría de los casos, el problema se produce durante el desarrollo, pero es imposible determinar con precisión una causa específica de la condición actual del sujeto. Considerando que la maloclusión es un problema de crecimiento, sea cual fuere su etiología, cuando finaliza la etapa de crecimiento los agentes etiológicos dejan de estar activos.7 El efecto de las maloclusiones no es tan sólo funcional y/o estético, sino que también influye en los aspectos psicosociales, debido a las exigencias que se viven en el mundo actual. La finalidad del tratamiento de ortodoncia es principalmente mejorar la calidad de vida; el paciente busca un tratamiento que implique la corrección de la maloclusión, mejorar la función, la estética dental, facial y la salud bucodental.8 La apariencia facial y el grado de atractivo puede influir considerablemente en diferentes aspectos de la vida personal, social y profesional de un individuo. El ser humano tiende a adoptar actitudes negativas y un comportamiento discriminatorio hacia aquéllos que percibe como poco atractivos, y, por otro lado, impresiones y trato más positivos de las personas con caras atractivas. Según algunos autores, la sonrisa es el segundo rasgo facial, después de los ojos, que la gente más frecuentemente tiende a observar al evaluar la belleza del otro.9
En este sentido, han surgido herramientas para evaluar las características relacionadas a la posición de los dientes, estética y percepción de cada individuo. Uno de ellos es el índice de estética dental (IED), el cual fue diseñado con el objetivo de medir la estética y asociarlo con limitantes psicológicos. Fue aceptado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1997 como un índice internacional transcultural creado con fines epidemiológicos, y ha sido aplicado a diversos grupos étnicos sin realizarle modificaciones.10 Este análisis incluye los componentes estético y dental, que cuando se unen matemáticamente permiten obtener una calificación única donde se combinan los aspectos físicos y estéticos de la oclusión.10 El índice se diseñó para ser utilizado en dentición permanente en pacientes de entre los 12 a 18 años, aunque puede ser adaptado a la dentición mixta, donde al contar el número de incisivos, caninos y premolares faltantes, si es un diente recién exfoliado y parece que el permanente está a punto de erupcionar, no se registra la ausencia. Si bien es necesario tener en cuenta las limitaciones de este índice para su correcta aplicación, reproductibilidad y confiabilidad,11 la valoración de las maloclusiones a través del IED es apropiada porque mide la desarmonía oclusal y valora una estética inaceptable. Al establecer estos dos tipos de factores, este índice facilita desarrollar futuras proyecciones sobre la necesidad de tratamiento ortodóncico en una población determinada;6 sin embargo, no existe información disponible que haya determinado el IED y las necesidades de tratamiento ortodóncico en pacientes que habitan en la zona norte del país. El objetivo de este estudio fue determinar el nivel de maloclusión, el componente oclusal y el nivel de autopercepción de las características ortodóncicas asociadas con el género y a diferentes grupos de edades de pacientes que habitan actualmente en Ciudad Juárez, Chihuahua.
MATERIAL Y MéTODOS
Se realizó un estudio transversal descriptivo donde se evaluaron 150 pacientes entre los 12 y 18 años que asistieron a consulta para recibir tratamiento dental a la Clínica de Admisión Odontológica del Departamento de Estomatología en el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez en Ciudad Juárez, Chihuahua, México, en el periodo comprendido entre febrero y mayo del 2018, todos seleccionados con un muestreo no probabilístico consecutivo. Previo consentimiento informado por escrito, los casos fueron evaluados a través del IED para determinar la severidad de maloclusión y la necesidad de tratamiento ortodóncico en cada uno de ellos.10 Los casos incluidos tuvieron entre los 12 a18 años, dentición permanente erupcionada de manera total hasta el segundo molar permanente, buen estado psíquico y social, así como ausencia aparente de alguna enfermedad sistémica significativa. Se excluyeron aquellos casos con antecedente de tratamiento ortodóncico, mordida cruzada posterior y/o mordida profunda.
El IED está dado por una ecuación de regresión estándar que tiene presentes 10 componentes o características oclusales, con sus correspondientes coeficientes, cuyos valores redondeados se muestran en la Tabla 1. Se realizó un formulario con las 10 variables que componen el IED (dientes ausentes, apiñamiento, espacios, diastemas, irregularidad maxilar, irregularidad mandibular, sobremordida maxilar, sobremordida mandibular, mordida abierta y relación molar).10 Se realizaron las mediciones de las variables en cada individuo para obtener el valor numérico; entonces, se multiplicó cada valor numérico por su correspondiente coeficiente de regresión IED estándar y se sumaron los productos obtenidos en el paso anterior más la constante con un valor igual a 13. El resultado de esta suma correspondió al valor de IED. Dependiendo del valor obtenido, el estado oclusal individual o necesidad de tratamiento ortodóncico se clasifica en la Tabla 2. Además, se agregaron dos preguntas ajenas al índice, las cuales consistieron en la autopercepción de maloclusión y la satisfacción dental de cada caso. Los datos se obtuvieron a través de la medición y el examen clínico dental utilizando espejo bucal y sonda periodontal tipo William-Fox, para después ser colocados en cada uno de los apartados del formato prediseñado. Todos los registros clínicos fueron efectuados por un único examinador previamente calibrado.
Análisis estadísticoLos resultados fueron expresados en promedios, desviación estándar, frecuencias y porcentajes. Las diferencias entre grupos para variables cualitativas se realizaron con la prueba de χ2 con el paquete estadístico SPSS versión 23. Las diferencias significativas se consideraron cuando p < 0.05.
RESULTADOS
La muestra se conformó por 150 casos, donde hubo un predomino de mujeres, con 84 representantes (56%), sobre 66 hombres (44%). El promedio de edad fue de 15.3 ± 1.9 entre un rango de 12 a 18 años. El mayor número de personas caracteriza al grupo de edades de 12 a 14 años para ambos sexos (37.3%), seguido de 17 a 18 años (35.3%) y por último de 15-16 años (28%).
En la Tabla 3 se muestra la prevalencia del tipo de maloclusión en la población estudiada y la frecuencia de personas incluidas en cada categoría determinada por el índice, de acuerdo con la severidad de las maloclusiones y la necesidad de tratamiento ortodóncico. Se observa que la mayoría de la población presentó una oclusión normal o maloclusión menor con 53 pacientes (35.3%), seguida de una maloclusión definida con un total de 44 personas (29.3%). La maloclusión severa ocupó el tercer lugar donde fue representada por 42 casos (28%) y tan sólo el 7.3% de la población perteneció al grupo de maloclusión muy severa o discapacitante con 11 casos en total. Lo anterior representa que el 64.7% presentan maloclusión en diferente grado de severidad y requieren de tratamiento ortodóncico.
La Figura 1 muestra los resultados de los niveles de maloclusión por grupo de edad. Se observó un predominio del grupo de 17 y 18 años con una oclusión normal (16%), sobre el 11.3% para el grupo de 15 y 16, y el 8% para el grupo de 12 a 14 años. Respecto a los niveles de maloclusión definida y maloclusión severa, en ambos casos, el grupo de 12 a 14 años presentó una mayor frecuencia sobre los otros dos grupos. En el caso de la maloclusión discapacitante, el grupo de 12 a 14 años también sobresalió con un 5.3%, mientras que el grupo de 15-16 años sólo mostró un 0.6% y el grupo de 17-18 años sólo 1.3%. Las diferencias significativas fueron encontradas en el grupo de oclusión normal al comparar los grupos de edades de 12-14, 15-16 y 17-18 años, respectivamente; sin embargo, para la maloclusión discapacitante las únicas diferencias estadísticas encontradas fueron al comparar el grupo de edad de 12-14 años con el grupo de 15-16 años (Figura 1A). Esto podría indicar que la frecuencia de una oclusión normal aumenta significativamente con la edad de los pacientes, mientras que la maloclusión discapacitante disminuirá con el avance de la edad de los pacientes. Por otro lado, las variaciones de acuerdo con el sexo indicaron que el género masculino predominó con una oclusión normal (37.8%). Para las demás categorías, el 27.3% tanto para una maloclusión definida como para una maloclusión severa y el 7.6% una maloclusión discapacitante. Mientras tanto, los valores obtenidos en el sexo femenino fueron menores en la oclusión normal con el 33.3% y en la maloclusión discapacitante con un 7.1%. Los valores en la maloclusión definida con 31% y en la maloclusión severa con 28.6% fueron mayores en ambos grupos. Aunque existieron variaciones en la frecuencia del nivel de maloclusión de acuerdo con el género, ninguna diferencia significativa fue encontrada (p > 0.05), sugiriendo que la distribución de acuerdo con cada nivel de maloclusión es independiente del sexo (Figura 1B).
Al valorar a los componentes oclusales que forman parte del índice de estética dental (Figura 2A), se observó que el apiñamiento fue la alteración más frecuente, la cual estuvo presente en 135 pacientes (90%), seguido de la irregularidad mandibular con 120 casos (80%), y en tercer lugar el resalte maxilar con 104 pacientes (69.3%), irregularidad maxilar (68.6%), relación molar (67.3%). Por el contrario, los componentes del índice con menor frecuencia fueron la presencia de espacios (23.3%), diastema (8%), dientes ausentes (6%), mordida abierta (4%) y overjet inferior (3.3%). Además, la distribución de los componentes del IED de acuerdo con el género mostró que los hombres presentaron una frecuencia mayor en piezas ausentes, apiñamiento, irregularidad mandibular y alteración en la relación molar (Figura 2B). Mientras tanto, las mujeres mostraron un porcentaje mayor en la presencia de espacios, diastema, irregularidad maxilar, overjet maxilar y mandibular y mordida abierta. Al comparar la distribución y frecuencia de los componentes oclusales según el sexo, se presentaron valores estadísticamente similares entre hombres y mujeres (p > 0.05). Lo anterior sugiere que la distribución de los componentes del IED no se relaciona con la condición respecto al género.
La Figura 3 muestra los resultados de acuerdo con el nivel de satisfacción con la apariencia dental. Se observó que, del total de la serie, la más baja proporción de pacientes afirmaron estar "muy satisfechos" (8%) sin presentar motivación a recibir tratamiento ortodóncico. Por otro lado, las frecuencias más altas estuvieron en los niveles de "satisfechos" (38%) e "insatisfechos" (38.7%), mientras que el nivel de satisfacción "muy insatisfecho" fue el tercer grupo más bajo (15.3%). Al comparar la variable satisfacción con la apariencia dental como variable independiente, se observa que el apiñamiento hace que los individuos se muestren, en general, no satisfechos con su apariencia dental.
La Tabla 4 muestra los resultados de las asociaciones del nivel de maloclusión con relación al género y al nivel de satisfacción. Asociaciones significativas fueron encontradas al comparar el nivel de maloclusión con el nivel de satisfacción, encontrando que en los niveles "muy satisfecho" y "satisfecho" se encontraron frecuencias de maloclusión que disminuían gradualmente con el avance en la severidad de la maloclusión (20.8-0% y 47.2-31.2%, respectivamente); mientras que los niveles de satisfacción más bajos ("insatisfechos" y "muy insatisfechos") mostraron contrastantemente un comportamiento en las cuales las frecuencias aumentaban proporcionalmente con el avance del nivel de maloclusión (p = 0.000). Por otro lado, la distribución del género mostró comportamientos estadísticamente similares en los distintos niveles de maloclusión (p = 0.869). Lo anterior indica que el nivel de satisfacción se relaciona estadísticamente con la severidad de la maloclusión.
DISCUSIóN
Este estudio encontró que las oclusiones normales van aumentando de manera significativa con el avance de la edad, mientras que las maloclusiones discapacitantes son estadísticamente menos frecuentes con el avance de la edad de los individuos, encontrándose por igual tanto en hombres como en mujeres. El apiñamiento, la irregularidad mandibular y maxilar, resalte maxilar, irregularidad maxilar y relación molar fueron las alteraciones más frecuentes (90-67.3%) comparadas con espacios, diastemas, ausencia dental, mordida abierta y sobremordida inferior (23.3-3.3%), distribuyéndose estadísticamente por igual en hombres y en mujeres. Por otro lado, la mayoría de los pacientes mostraron estar en una zona neutral de satisfacción e insatisfacción, prevaleciendo frecuentemente estos niveles (38-38.7%) comparado con los niveles extremos de satisfacción e insatisfacción (8-15.3%). Además, el nivel de maloclusión y el nivel de satisfacción mostraron asociaciones significativas entre ellos, sugiriendo que el nivel de satisfacción depende directamente de la severidad de la maloclusión. Lo anterior podría indicar que los niveles de maloclusión más severos podrían desarrollar estados emocionales inadecuados de satisfacción tanto en hombres como en mujeres relacionados con alteraciones dentales y esqueletales mayores. Estos resultados ayudarán a entender el comportamiento de satisfacción de adolescentes relacionados con sus condiciones dentomaxilofaciales y de esta manera entender la expectativa y necesidades de tratamiento ortodóncicos más adecuados.
En el estudio realizado por Pérez Aguilar y colaboradores en la ciudad de Puebla, México, se evaluó la distribución de maloclusiones encontrando que la mayor frecuencia se presentó en el grupo de oclusión normal o maloclusión menor con un 53.12%, mientras que el grupo de menor frecuencia fue el de maloclusión discapacitante al mostrar un 10.11% de la muestra.12 Al comparar los componentes oclusales en este estudio, se demostró que al igual que en el nuestro, el apiñamiento y el overjet superior se encuentran dentro de los primeros tres componentes donde se presenta alguna alteración. También, la presencia de diastema y de overjet mandibular se ubicaron entre dos de los tres componentes menos frecuentes en ambos estudios. El predominio del apiñamiento como rasgo oclusal deficiente se puede explicar atendiendo a los postulados de Herpin, planteados en su teoría de la evolución filogenética del aparato masticatorio humano, basado en la degeneración, por así decir, de los distintos elementos que lo componen, la disminución de las partes del sistema masticatorio ha afectado más a los músculos y huesos, y en menor medida a los dientes, que han reducido su tamaño, pero no el número. Por otra parte, nuestros hallazgos difieren con el estudio de Gutiérrez Rojo y su equipo, realizado en la ciudad de Guadalajara, México,13 en cual reportaron una maloclusión muy severa (53%), el 17% con maloclusión severa y maloclusión definitiva, y sólo el 11.4% presentó una oclusión normal. Al comparar los resultados según el género, los porcentajes en cada uno de ellos son diferentes. De los componentes que presentaron mayor promedio fueron el overjet mandibular, la irregularidad mandibular y la irregularidad maxilar, estos resultados se alejan de los datos obtenidos en nuestro estudio. Sin embargo, habría que considerar como factor importante que el estudio fue realizado en pacientes que buscaban la atención ortodóncica, por lo tanto, el grado de maloclusión y el promedio del IED fueron básicamente el principal motivo de consulta. El estudio de Vizcaíno y colaboradores realizado con pacientes de Tepic, México,10 difiere en cuanto a los grupos de grado de maloclusión. El grupo de oclusión normal o maloclusión menor obtuvo un 15% y la maloclusión discapacitante fue representada por un 35%. Los grupos de maloclusión definitiva y severa arrojaron resultados parecidos con un 26 y 24% respectivamente. Al comparar los valores según el género hay resultados similares. Varios estudios realizados en Cuba muestran resultados parecidos. Toledo y su grupo de investigadores14 muestran porcentajes semejantes a nuestro estudio con un 52.8% para mujeres y un 46.9% para hombres. La prevalencia de maloclusiones tiene un comportamiento similar al presentar la oclusión normal o maloclusión mínima con mayor prevalencia; sin embargo, en este estudio la oclusión severa es la que se encuentra en último lugar. Al igual que nuestro estudio, dos de los componentes oclusales más frecuentes son el apiñamiento (69.3%) y el overjet maxilar (46.6%), y coinciden con los tres menos frecuentes: dientes ausentes (1.1%), overjet mandibular (4.5%) y mordida abierta (4.5%). El estudio de Navarro y colaboradores15 reveló un 69.1% para el apiñamiento, seguido de la irregularidad maxilar con 45.6% y de la irregularidad mandibular con 38.23%. Respecto a la necesidad de tratamiento ortodóncico, se obtuvo que 53.7% de los escolares no lo requerían o sólo necesitaban alguna corrección menor, y tan sólo el 5.1% requerían un tratamiento ortodóncico prioritario. En cuanto a la posición de sus dientes, 77.2% de los escolares se encontraban contentos y sólo 35.3% expresaron su deseo de que se les corrigiera la oclusión dental; en el presente estudio, el 46% mostró estar satisfechos con su apariencia dental, mientras que el 54% presentó algún nivel de descontento respecto a ello. Los resultados dan cuenta a una alta correlación entre la existencia y la percepción de la maloclusión en los adolescentes. Sin embargo, las diferencias presentes entre esta investigación y otras estadísticas pueden atribuirse a las diferentes percepciones culturales, nivel socioeconómico, zona demográfica y grupo etario al que pertenecen los casos evaluados. El estudio de Mai y su equipo16 mostró un comportamiento de los grupos similares al nuestro, presentando un mayor porcentaje en la maloclusión menor con un 82.5% para seguir el mismo orden de prevalencia, siendo el menor la maloclusión discapacitante con un 4.6%. Mientras que el mencionado estudio fue solo realizado en adolescentes de 15 a 17 años, si se compara sólo con los grupos de 15 a 18 años en nuestra investigación, se presenta una equivalencia con los resultados mostrados. Los componentes oclusales muestran correlación en cuanto a los lugares de prevalencia que ocuparon, siendo los más frecuentes el apiñamiento y la irregularidad mandibular. Las alteraciones en cuanto a la posición dental mandibular pueden estar dadas por la desproporción entre el tamaño de los dientes y las bases óseas; además, se debe tomar en cuenta que si los primeros molares permanentes erupcionan primero en la mandíbula que en el maxilar y si hay desplazamiento mesial tardío, existe una mayor tendencia a que aparezcan las rotaciones. Sin embargo, los resultados difieren con el estudio de Fernández Pérez y colaboradores11 al presentar una diferencia en el predominio del sexo, así como en el grupo de mayor maloclusión, ya que el presente estudio muestra una mayor prevalencia en la maloclusión menor con un 37%, mientras que su estudio expone al grupo de maloclusión muy severa con un 29.6%; además, los hombres presentan una proporción similar que en nuestro estudio en la irregularidad mandibular, mientras que el overjet maxilar también coincidió al estar más presente en las mujeres con un 58.5%. Es posible que el consumo de alimentos cada vez más blandos haya influido también en un menor desarrollo de los huesos maxilares, lo que explicaría la mayor incidencia de trastornos ortodóncicos o de dientes que queden incluidos por falta de espacio, de ahí la importante labor de orientación a embarazadas y madres sobre la correcta alimentación de los niños. Pino y su equipo17 señalaron un predominio de adolescentes con maloclusión muy severa (28.8%), seguido de los que presentaban maloclusión definida (19.8%); la maloclusión severa ocupó el tercer lugar y estuvo presente en el 9.6% de los examinados. La presencia de maloclusiones, definidas hasta muy severa, según el género biológico, mostró una ligera frecuencia de la maloclusión definida en los hombres, mientras que en las mujeres hubo más frecuencia de maloclusiones severas y muy severas, siendo este último grupo el único resultado similar al nuestro. La maloclusión severa observó en el 33.4% del total de los estudiantes examinados en el estudio de Hernández.18 Mientras, la maloclusión definida se presentó en un 30%, siguiéndole en orden la muy severa con un 20.9% y tan solo el 15.6% presentó una maloclusión normal o menor. En la distribución de la muestra según el género, se encontró predominio de tratamiento conveniente (15.6%) en el sexo masculino y una necesidad de tratamiento electivo (20.4%) en el sexo femenino, contra un 37 y 33.3%, respectivamente sin necesidad de tratamiento en el presente estudio. Al indagar sobre los componentes, el apiñamiento fue el más representativo con un 61.7%, seguido de alguna alteración en la relación molar con un 59.1% y del overjet maxilar con un 45.9%. En un estudio realizado en Colombia por Mafla y colaboradores6 se observó un porcentaje similar (32%) para la presencia de una maloclusión mínima, como para la presencia de maloclusión muy severa o discapacitante. La maloclusión severa fue representada con un 20.4% y la maloclusión definida un 15.2%. Según la variable de género, la mayor severidad se presentó en los hombres. El 37% de ellos tenía maloclusión severa, mientras el 27.7% de las mujeres presentaron este mismo diagnóstico. En el presente estudio se presenta la misma situación, con porcentajes mucho menores. Sin embargo, es aquí mismo donde la mayor severidad la presentaron los hombres con una maloclusión mínima (37.8%). Los resultados presentados en la publicación de Cartes y su grupo19 realizado en estudiantes chilenos muestran, al igual que el estudio de Mafla,6 un 32% en el grado del IED menor o igual a 25, pero no coinciden en el orden de los demás grupos de éste o de nuestro estudio. Dichos resultados concuerdan con nuestra investigación donde un 38.5% de los hombres no presentan maloclusiones o un nivel leve de éstas, por lo que es el grupo más representativo según el género. Además, en términos generales podemos apreciar una mayor prevalencia y gravedad de las maloclusiones en el grupo de mujeres en ambos estudios. En relación con el cuestionario de autoimagen, un 69.2 y 81.2% de los hombres y mujeres respectivamente siente que tiene algún tipo de maloclusión, mientras que al 53.8% de los hombres esta situación les molesta, en el caso de las mujeres se presentó en 72% de los casos. Los valores arrojados en esta publicación sustentan los postulados de Graber y colaboradores,7 donde se expone que la estética facial influye más en la autoestima de las mujeres que de los hombres. Sin embargo, esto no es un determinante para que la necesidad de tratamiento sea más significativa según el género. En Turquía, los valores expresados por Hamamci y su equipo20 fueron un 66.5% para la maloclusión menor, siendo el grupo de mayor frecuencia, así como en nuestra investigación, pero con una gran diferencia en el porcentaje. En segundo lugar, se presentó la maloclusión definida con un 12% y de forma muy similar la maloclusión muy severa con un 11.9%. Nuestros resultados muestran que el 46% de los adolescentes nota poca o ninguna irregularidad en su oclusión, mientras que el 54% difiere, considerando tener una maloclusión mayor. Estos resultados son similares en la población de jóvenes adultos entre los 17 y 26 años en el estudio de Hamamci, donde el 48.4% refirió estar consciente de presentar algún grado de maloclusión, pero a pesar de eso el 71.1% expuso estar satisfecha con su apariencia dental y sólo el 28.9% están insatisfechos con su apariencia dental.
Teniendo en cuenta que la maloclusión es considerada un problema de salud pública que afecta a un gran número de pacientes en la población, creemos que los resultados obtenidos ofrecen una estadística epidemiológica reciente sobre los niveles de maloclusión, alteraciones dentoesqueletales y el nivel de satisfacción de adolescentes que radican en la zona norte del país, permitiendo el mejoramiento de los niveles de prevención, medidas de diagnóstico y complementos en tratamiento ortodóncico, así como mejoramiento en los pronósticos antes, durante y después de procedimientos ortodóncicos convencionales. Debido a que la obtención de los datos fue sólo en casos que acudieron a la Clínica de Admisión Dental del Instituto de Ciencias Biomédicas en busca de atención estomatológica, es deseable la extracción de una muestra más amplia de la población y de diferentes grupos de diferentes estratos para obtener una muestra más representativa sobre el grado de maloclusión y la necesidad de tratamiento presentes en la ciudad. Indudablemente, otros estudios deberían ser elaborados en la población mexicana bajo este parámetro para establecer la frecuencia y distribución de maloclusiones en sus diferentes regiones.
CONCLUSIONES
Esta investigación muestra que el nivel de maloclusión normal, tanto en hombres como en mujeres, incrementa significativamente con el avance de la edad, mientras que la frecuencia de la maloclusión discapacitante disminuye gradualmente. Las alteraciones dentomaxilofaciales que componen el IED más frecuentes fueron el apiñamiento, la irregularidad mandibular y maxilar, resalte maxilar, irregularidad maxilar y relación molar, mientras que las menos frecuentes fueron los espacios, diastemas, ausencia dental, mordida abierta y sobremordida inferior, distribuidas uniformemente en hombres y mujeres. Además, el nivel de maloclusión y el nivel de satisfacción mostraron asociaciones significativas, sugiriendo que el nivel de la severidad de la maloclusión podría jugar un papel importante en el nivel de satisfacción de los pacientes adolescentes. Hasta nuestro entendimiento, este es el primer estudio que evaluó la distribución de maloclusiones relacionadas con la distribución de las alteraciones dentomaxilofaciales y el nivel de satisfacción del tratamiento ortodóncico en pacientes adolescentes que radican en Ciudad Juárez, Chihuahua, México. Es recomendable la utilización de este índice en otras zonas del país por parte del cirujano dentista para realizar acciones de prevención e intercepción tempranas de las maloclusiones en la dentición permanente.
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen a la Clínica de Admisión Odontológica del Departamento de Estomatología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez por las facilidades administrativas, clínicas y técnicas para el desarrollo del estudio.
REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
AFILIACIONES
1 Alumno del programa de Cirujano Dentista. Instituto de Ciencias Biomédicas, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
2 Profesor investigador, Especialidad en Ortodoncia. Instituto de Ciencias Biomédicas, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
3 Profesor investigador, Maestría en Ciencias Odontológicas. Instituto de Ciencias Biomédicas, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
4 Profesor investigador, Especialidad de Endodoncia. Instituto de Ciencias Biomédicas, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
CORRESPONDENCIA
Dr. Fabián de León-Chacón. E-mail: fabian.deleon@uacj.mxRecibido: Octubre 2019. Aceptado: Enero 2020.