2017, Número 2
RCAN 2017; 27 (2)
Sobre las interrelaciones entre la nutrición y el envejecimiento
Zayas SE, Fundora ÁV
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 394-429
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RESUMEN
Cuba asiste al envejecimiento demográfico como otro de los elementos integrados dentro de la transición epidemiológica global. En los últimos años la expectativa de vida del ser humano se ha prolongado significativamente. Hoy las personas pueden esperar vivir igual número de años tras rebasar los 50 años de edad. Se comprende entonces el interés y los esfuerzos de los investigadores por desentrañar las claves del envejecimiento prolongado, satisfactorio y exitoso en un planeta en el que este sector demográfico ya ha alcanzado la octava parte de la población. El envejecimiento presupone la disminución con la edad de la capacidad de la economía para sostener la constancia del medio interno y responder a la agresión. Igualmente, el envejecimiento implica un riesgo incrementado de utilización inapropiada de nutrientes y de desnutrición. La asistencia de una población cada vez más envejecida conlleva entonces la redefinición de conceptos y términos corrientemente aceptados a fin de caracterizar lo mejor posible las necesidades de cuidados de este segmento poblacional. Dentro del proceso del envejecimiento se revisa la definición de la ancianidad como el momento cronológico en la vida del individuo en la que ocurre una reducción (fisiológica por demás) del 60.0% (o superior) de cualquiera de varios indicadores del estado de salud y la composición corporal. La definición revisada de ancianidad tiene en cuenta también los cambios que ocurren en el peso corporal y el tamaño de los compartimientos corporales a medida que el sujeto envejece, sobre todo si se reconoce que la reducción del 10.0% del peso corporal puede afectar la autonomía y el validismo del sujeto. La definición de ancianidad se expande para incluir el “anciano frágil”, y así señalar aquellos sujetos con una capacidad disminuida para responder a estresores de diverso tipo, y que, por consiguiente, requerirían cuidados especializados. Una mejor comprensión del fenómeno del envejecimiento conducirá a mejores intervenciones alimentarias y nutricionales, y con ello, una mejor calidad de vida del geronte y sus familiares.