2005, Número 6
Salud Mental 2005; 28 (6)
BIBLIOGRAFIA INTERNACIONAL
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 63-75
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FRAGMENTO
Acerca de dos mentes. Un antropólogo observa la psiquiatría norteamericanaOf two minds. An anthropologist looks at american psychiatry
T.M. Luhrmann. Vintage, Nueva York, 2000
Pocas propuestas podrían resultar tan interesantes como punto de partida para un estudio sobre las diferentes corrientes ideológicas que dominan la psiquiatría norteamericana contemporánea como la que se plantea en Of two minds. En 1989 la antropóloga T. M. Luhrmann inició un trabajo de campo que habría de prolongarse por cuatro años durante los cuales atestiguó la formación de los residentes inscritos en distintos programas de psiquiatría en los Estados Unidos; asistió a sus clases, a los días de visita médica y participó en su rutina diurna y sus noches de guardia; visitó diversas unidades de atención psiquiátrica tanto ambulatoria como hospitalaria; estuvo presente en numerosas entrevistas a pacientes para su ingreso hospitalario; inició un proceso de psicoterapia con una frecuencia de dos veces a la semana por tres años; dio seguimiento a ocho pacientes de psicoterapia bajo la supervisión de un psicoanalista; asistió a los congresos de la American Psychiatric Association y de la American Psychoanalitic Association y viajó a lo largo de Estados Unidos realizando entrevistas a directores de hospitales psiquiátricos, encargados de programas de especialidad en psiquiatría, residentes y psiquiatras en activo. Of two minds plantea de manera documentada la existencia no de una, sino de dos psiquiatrías, cada una poseedora de un paradigma propio para el entendimiento de la enfermedad mental, de quienes la padecen en particular y del ser humano en general. Una se encuentra estructurada a semejanza del modelo biomédico y otra se sustenta en el modelo psicodinámico de los padecimientos mentales. Luhrmann registra la conversión de los futuros especialistas a una u otra de estas psiquiatrías; contrastando los testimonios de los residentes al principio y al final de su primer año de especialidad, la autora realiza una crónica no solo del proceso de adquisición de habilidades y conocimientos que ocurre durante su entrenamiento (como el adaptarse a un sistema de categorías diagnósticas que les permiten “ver” la enfermedad mental cuando está presente), sino también del de adaptación a las demandas exigidas por una especialidad que funciona de una manera muy singular en comparación con otras áreas de la medicina. Desde el desconcierto que ocasiona el tener que recurrir a un sistema nosológico basado en criterios operacionales y la inexistencia de estudios para-clínicos de utilidad diagnóstica hasta la confrontación con las reacciones emocionales generadas por la atención de pacientes psiquiátricos. A los médicos cuya preparación ha seguido Luhrmann se les exige ser igualmente aptos en la práctica de la psicoterapia y en la de la psiquiatría biomédica; se les entrena en el uso de ambas pero se asume una distinción entre ellas. Se trata de herramientas diferentes con usos diferentes. No es de extrañar, entonces, que algunos de estos médicos recurran al modelo biomédico (aquel que esencialmente explica los trastornos mentales como alteraciones de la fisiología cerebral) como un asidero que les permite continuar sintiéndose capaces de resolver trastornos corporales de manera expedita mediante el uso de la farmacología, mientras que otros encuentran insuficientes las explicaciones biológicas y se inclinan por el ejercicio de un modelo psicodinámico en el que la enfermedad mental no puede explicarse a menos que se atienda a la biografía del sujeto y a su entorno social. Luhrmann encuentra que el psiquiatra orientado al modelo biomédico piensa en términos de enfermedades, estableciendo una frontera clara entre éstas y la salud. En cambio, un psiquiatra “psicodinámico” lo hace en términos de las relaciones que sus pacientes establecen con otras personas, de sus emociones y de los motivos inconscientes que afectan su comportamiento. En este caso no existe una diferencia clara entre salud y enfermedad.