2005, Número 4
Salud Mental 2005; 28 (4)
BIBLIOGRAFIA INTERNACIONAL
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 90
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FRAGMENTO
Atención comunitaria a personas con trastornos psicóticosJM Caldas de Almeida y Francisco Torres González
Organización Panamericana de la Salud, 2005.
Perder el control sobre los propios actos genera un gran temor en cualquier persona. “Volverse loco” es algo a lo que nadie quiere llegar. Esta aseveración que bien podría pensarse para el siglo pasado, continúa siendo válida en la actualidad y, de hecho, lo ha sido desde siempre. Acaso por ello, la importante dosis de estigma que se le ha adjudicado a la enfermedad mental. Algunas enfermedades pueden acarrear incluso cierto prestigio, pero estas no.
La persona enferma que hoy conocemos como psicótico, ha sido objeto de definiciones diversas que poco o nada tienen que ver con la ciencia médica, pero que, sin embargo, han contribuido a generar el temor ante la posibilidad de enfermar de la mente o tener que relacionarse con alguien enfermo mental. Es muy reciente el conocimiento, generado por las neurociencias, de la causalidad genética y, en consecuencia, neuroquímica, de las enfermedades mentales, particularmente de la esquizofrenia.
Hoy sabemos, al menos quienes nos dedicamos a la psiquiatría, qué es lo que falla en el cerebro de una persona portadora de esquizofrenia y otras psicosis y por lo tanto, contamos con medicamentos probadamente útiles para contrarrestar los efectos nocivos de la enfermedad. La oferta actual de medicamentos antipsicóticos haría suponer que una buena parte del problema está solucionada.
Paradójicamente, aunque se cuenta con tan rica información, muchas personas, aun aquéllas cercanas al conocimiento científico, continúan atribuyendo la enfermedad a causas más bien morales y mágicas que médicas. Esto, junto con un vasto expediente de acontecimientos sociales, económicos y políticos, ha propiciado que, además del sufrimiento propio de una enfermedad, la esquizofrenia ocasione adicional dolor a la familia y sociedad que, perplejos ante tan desquiciante situación, se ven imposibilitados para una correcta y oportuna atención.
Un propósito ideal de la medicina clínica es que cada enfermo tenga el farmaco idóneo para la enfermedad. Así, a cada agente que hemos descubierto como causante de las infecciones, le hemos encontrado un agente contrario, los antibióticos. Aún así, contando con prácticamente un antibiótico para cada infección, muchas personas siguen muriendo por no haber dispuesto oportunamente del medicamento. El interés que la ciencia médica ha puesto en el desarrollo de la humanidad, no ha sido suficientemente valorado por la sociedad, particularmente por quienes ejercen el poder político, ya que, en la mayoría de los países, desarrollados o no, las prioridades en la asignación de los fondos públicos no se encuentran, a mi modo de ver, en el bienestar y la salud de la población.