2010, Número 4
Salud Mental 2010; 33 (4)
Subjective valoration of risk perception and alcohol consumption among Spanish students
Gil-Lacruz AI, Gil-Lacruz M
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 23
Paginas: 309-316
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RESUMEN
IntroducciónAunque los jóvenes españoles reconocen que el abuso reiterado de bebidas alcohólicas tiene consecuencias negativas sobre los propios consumidores y la sociedad en general, el porcentaje de adolescentes que se emborrachan durante los fines de semana se mantiene preocupantemente elevado.
Los jóvenes están expuestos a una amplia variedad de mensajes sobre las drogas cuya importancia y significado pueden ser divergentes. Nuestro principal objetivo es analizar qué canales son los más efectivos para reducir el abuso de alcohol. Para ello, nos centramos en un marco teórico que combina la formación de las percepciones de riesgo con la decisión de consumir bebidas alcohólicas.
El motivo por el que nos centramos en los jóvenes es por representar el grupo poblacional más vulnerable en relación con la experimentación con las drogas. Esta vulnerabilidad es consecuencia de dos factores principales. Por un lado, los patrones de consumo de las drogas se consolidan en la adolescencia, y por otro, los adolescentes son especialmente vulnerables a la presión del grupo de iguales. El alcohol cumple un papel primordial en la experimentación con las sustancias adictivas, pues su abuso representa un paso previo al consumo de otras drogas más duras.
Datos y método
La principal contribución de este artículo radica en analizar cómo las diferentes fuentes de información (familiares, amigos, profesores, organismos oficiales, medios de comunicación, seminarios, personas con problemas de adicción y publicaciones) configuran la percepción de riesgo.
La muestra poblacional consta de 21344, 26530 y 25521 estudiantes de secundaria procedentes de las Encuestas sobre Drogas a la Población Escolar 2000, 2002 y 2004.
También hemos empleado el Índice de Precios Armonizado (IPCA) como una aproximación de los precios de las bebidas alcohólicas. Estos índices de precios, proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística, son medidas estadísticas que resumen la capacidad de compra de los ciudadanos residentes en las distintas provincias españolas (n=50). Por lo tanto, estos índices también recogen diferencias temporales y espaciales (como que una provincia sea productora de vino o que en un año hubiera una mala cosecha de uva), por lo que introdujimos variables ficticias temporales y geográficas que controlen dichos efectos.
Para abordar el tema de la endogeneidad entre la percepción de riesgo y los comportamientos arriesgados, consideramos un sistema de ecuaciones simultáneas, y para analizar la robustez de los resultados, llevamos a cabo dos especificaciones adicionales: un modelo en que las variables potencialmente endógenas son incluidas pero tratadas como exógenas, y otro modelo en que son excluidas.
Resultados
Nuestros resultados validan las hipótesis teóricas, pues encontramos evidencia empírica de que los estudiantes que consideran las bebidas alcohólicas más perniciosas, las demandan menos. Este resultado es fundamental para justificar el diseño de políticas públicas orientadas a informar a los jóvenes sobre el riesgo real de consumir drogas.
Este artículo también demuestra que las fuentes de información más efectivas para los jóvenes son los organismos oficiales, los padres y hermanos, los medios de comunicación, las charlas y seminarios, y los profesores. Al contrario, los amigos ejercen una influencia negativa.
La heterogeneidad no observada podría generar resultados desviados, en parte al menos en la relación subyacente entre las fuentes de información y las percepciones de riesgo de los estudiantes. Hemos analizado si las variables que determinan la formación de la percepción de riesgos, como las características socio-demográficas, pueden influir también en la tendencia a recibir información mediante canales diferenciales.
La principal conclusión que extraemos de esta investigación es que los políticos deberían continuar ofreciendo campañas antidroga a la gente joven, prestando por ello atención a sus ambientes sociales: familias, amigos y colegios, principalmente. Es importante acceder al mayor número de estudiantes posible, pero también informar a sus padres y profesores. El argumento para el optimismo es que en España los padres y profesores se involucran cada vez más en la educación antidroga de los jóvenes.
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