2010, Número 2
Salud Mental 2010; 33 (2)
«Un infinito que no acaba». Modelos explicativos sobre la depresión y el malestar emocional entre los adolescentes barceloneses (España). Primera parte
Martínez-Hernáez Á, Muñoz GA
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 145-152
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RESUMEN
Introducción: En los últimos años, la salud mental de los adolescentes se ha convertido en una prioridad de las políticas sanitarias en la mayoría de los países de la OCDE y, especialmente, en Europa. La razón está justificada. Según la OMS, se calcula que dos millones de menores y jóvenes europeos sufren algún tipo de trastorno mental, entre los que destaca la depresión que afecta 4% de los adolescentes de entre 12 y 17 años y 9% de los jóvenes de 18 años. Junto con los trastornos de ansiedad y de conducta, ello dibuja una tendencia a la alza.A pesar de la relevancia de la depresión, la tristeza y los denominados «estados de ánimo negativos» entre los y las adolescentes, existe un claro déficit de investigaciones cualitativas que analicen estos fenómenos, principalmente si hablamos de investigaciones que permitan conocer las percepciones y modelos culturales de este grupo de edad con respecto a su propio malestar, así como sobre sus estrategias profanas para afrontar la adversidad y el papel de su capital social. Esta ausencia de investigaciones entra en contradicción con la importancia que estas variables adquieren en la salud mental y la salud pública contemporáneas.
Objetivo y métodos: El objetivo de este artículo es analizar los modelos explicativos o percepciones profanas de los adolescentes sobre la depresión, la tristeza y sus factores asociados. Con este propósito se realizó un estudio etnográfico en una muestra de 49 estudiantes (de edad entre 15 y 16 años) en tres centros públicos de enseñanza secundaria de Barcelona y su área metropolitana mediante entrevistas semiestructuradas, entrevistas de dominios culturales y grupos focales. Se empleó el análisis de contenido y de redes semánticas para los datos cualitativos obtenidos y el análisis de frecuencia, de consenso cultural y el escalado multidimensional para los datos cuantitativos.
Resultados: Los adolescentes utilizan sus propias nosologías para definir sus estados de ánimo como «rallado», «burchado», «chof» o «deprimido». Estas categorías se organizan entre un polo pasivo (sentirse triste o solo, por ejemplo) y otro activo (i.e., «estar enfadado»). Las expresiones del malestar depresivo son detectadas entre los iguales por la gestualidad (i.e., «el rostro», «la mirada») y el comportamiento (i.e., aislamiento social), pero sólo de forma marginal por el bajo rendimiento académico. Las causas de la depresión se vinculan con los conflictos en las relaciones interpersonales con iguales y adultos. No obstante, el proceso de búsqueda de salud o ayuda más común implica a los iguales, ya que los adultos son percibidos únicamente como un recurso para situaciones de gravedad inusual. De hecho, los adolescentes constituyen un grupo de edad caracterizado por considerar vagamente los recursos profesionalizados en sus procesos de búsqueda de ayuda.
Discusión: Una razón fundamental de la evitación de los servicios profesionales de atención por parte de los adolescentes barceloneses es la existencia de un modelo explicativo que, a diferencia de los discursos expertos en el campo «psi», entiende las aflicciones como productos del mundo social. Si las causas del malestar derivan de las interacciones sociales, la restitución del bienestar debe conformarse a partir de estas mismas relaciones y también de esta misma independencia con respecto al mundo adulto.
Si bien los resultados de nuestra investigación no son extrapolables a la población adolescente catalana en general, éstos indican la necesidad de establecer estrategias dialógicas de intervención que permitan reconvertir los modelos explicativos legos y el capital social de los adolescentes en un eje fundamental de los programas en salud mental.