2005, Número 2
Acta Med 2005; 3 (2)
Trasplantes celulares: De terapia celular a células autólogas personalizadas
Castañeda M
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 8
Paginas: 125-128
Archivo PDF: 46.43 Kb.
FRAGMENTO
La terapia celular encuentra sus registros en la literatura desde hace unos cien años. Se le ha conocido también con diversos nombres como terapia glandular, organoterapia, terapia con células embrionarias, con suspensiones, o extractos celulares frescos, o como “siccacell therapy” (extractos celulares secos). Todos esos intentos han sufrido no solamente de un empirismo demasiado burdo sino de una caprichosa ignorancia de rigor científico, de conocimientos inmunológicos, de procedimientos de esterilización, y de extrañas vías de administración. Médicos alemanes como H. Kuettner reportaron en 1912 el intento de tratamiento de niños hipotiroideos con células de tiroides heterólogos. En 1917, John R. Brinkley en EUA implantó en un sinnúmero de hombres, testículos de cabra para el tratamiento de impotencia e infertilidad (además de otras condiciones), hasta que su licencia de médico le fue revocada y después fue penalmente indiciado. Paul Niehans aparece en los inicios de la década de los 30 con terapias celulares de rejuvenecimiento y todavía en 1999 su Clinique La Prairie en Suiza cobraba miles de dólares (pagados también por miles de personas) por una semana de “revitalización”. A partir de 1970, Wolfram Kühnau, asociado de Niehans aparece en Tijuana, Baja California con terapia celular contra cáncer, Down, Alzheimer, epilepsia y otras condiciones incluyendo SIDA. Y en los 90 una compañía mexicana exportaba pastillas de “Zellen-Cell Therapy” (Terapia Celular-Celular) acompañadas de opiniones favorables como la del “Especialista en Envejecimiento Prematuro Dr. Hans Byron”. Las reacciones adversas a estas intervenciones (a excepción de las del grupo de Suiza) fueron numerosas y serias, desde gangrena por Clostridium perfinges hasta reacciones inmunes en sistemas vascular, nervioso central y periférico, y en piel (un 40% de ellas fatales).REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)