2002, Número 6
<< Anterior Siguiente >>
Salud Mental 2002; 25 (6)
Calidad del sueño en estudiantes universitarios: importancia de la higiene del sueño
Sierra JC, Jiménez-Navarro C, Martín-Ortiz JD
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 35
Paginas: 35-43
Archivo PDF: 384.04 Kb.
RESUMEN
Los trastornos del sueño constituyen uno de los problemas de salud más relevantes en las sociedades occidentales. La importancia de una buena calidad de sueño no solamente es fundamental como factor determinante de la salud, sino como elemento propiciador de una buena calidad de vida. La calidad del sueño no se refiere únicamente al hecho de dormir bien durante la noche, sino que también incluye un buen funcionamiento diurno (un adecuado nivel de atención para realizar diferentes tareas). Ello hace que sea fundamental estudiar la incidencia de estos trastornos en distintos tipos de poblaciones, así como los factores que los determinan. Para alcanzar este objetivo, y ante las dificultades que implica la evaluación polisomnográfica en la detección de la calidad de sueño, en la mayoría de los casos se opta por el uso de instrumentos de autoinforme, entre los que destaca el Indice de Calidad del Sueño de Pittsburg. Desde la evaluación conductual consideramos que el sueño está determinado por cuatro diferentes dimensiones: tiempo circadiano, esto es, la hora del día en que se localiza, factores intrínsecos del organismo (edad, sueño, patrones de sueño), conductas facilitadoras e inhibidoras realizadas por el sujeto y el ambiente en que duerme. La higiene del sueño incide sobre estas dos últimas dimensiones, y en nuestro estudio nos centraremos en las conductas inhibidoras (consumo de sustancias psicoactivas). En el estudio se analiza la calidad subjetiva del sueño en una muestra de 716 estudiantes universitarios (584 mujeres y 132 varones) por medio del Indice de Calidad del Sueño de Pittsburg, y se evalúan los efectos del consumo de alcohol, cafeína y tabaco sobre la calidad del sueño. El Indice de Calidad del Sueño de Pittsburg proporciona una puntuación global de la calidad del sueño y puntuaciones parciales en siete componentes distintos: calidad subjetiva del sueño, latencia del sueño, duración del sueño, eficiencia habitual del sueño, alteraciones del sueño, uso de medicación hipnótica y disfunción diurna. Los resultados encontrados muestran que aproximadamente 30% de la muestra presenta una mala calidad del sueño, una excesiva latencia y una pobre eficiencia del sueño; no se encontraron diferencias entre hombres y mujeres en ningún componente, a excepción del consumo de hipnóticos, donde las mujeres presentan una mayor puntuación. Ello parece indicar que las dificultades para iniciar el sueño constituyen una característica de la mala calidad del sueño en los sujetos más jóvenes, mientras que en las personas mayores lo característico son los despertares nocturnos y el despertar precoz. La falta de diferencias en la calidad del sueño entre hombres y mujeres se puede deber a la edad de la muestra (20.92 años), pues en las mujeres la menor calidad del sueño se hace más evidente a medida que avanza la edad. Si tenemos en cuenta la puntuación total del Indice de Calidad del Sueño de Pittsburg, encontramos que 60.33% de la muestra supera la puntuación de cinco, por lo que estos sujetos pueden ser definidos como malos dormidores. Por otro lado, está claramente demostrado que el uso excesivo de alcohol, cafeína y nicotina provoca alteraciones del sueño: aumento de la latencia, despertares nocturnos, reducción del sueño de ondas lentas, reducción del tiempo total de sueño y pobre calidad autoinformada del sueño. Sin embargo, el efecto que tiene el consumo social (consumo no excesivo) de estas sustancias sobre el sueño es menos conocido. En este estudio hemos definido como consumidores sociales a los sujetos que ingieren entre dos y cuatro copas de alcohol, dos y cuatro tazas de café y fuman entre 20 y 30 cigarrillos diariamente. Encontramos que el consumo diario habitual no excesivo de alcohol, cafeína y tabaco, provoca una mala calidad del sueño, una mayor latencia , un mayor número de perturbaciones y una mayor disfunción diurna. Esto pone de manifiesto la necesidad de controlar el consumo de estas sustancias para mantener una correcta calidad del sueño.
REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. Cuarta edición. Washington, 1994.
BAJO-BAJO A, SANTOS-PEREZ ME, SANZ-ORTEGA F, ZAPICO-ALVAREZ N, OKATSU KT, GARCIA-PEREZ A, BORRAS-BEATO R: Estudio epidemiológico sobre intoxicaciones agudas y dotación de botiquines de antídotos. An Med Interna, 16:285-289, 1999.
BIXLER EO, KALES A, SOLDATOS CR, KALES JD, HEALY B: Prevalence of sleep disorders in the Los Angeles metropolitan area. Am J Psychiatry, 136:1257-1262, 1979.
BOBES J, GONZALEZ MP, SAIZ PA, BUSCARAN MT, IGLESIAS C, FERNANDEZ JM: Propiedades psicométricas del cuestionario Oviedo de sueño. Psicothema, 12:107-112, 2000.
BUELA-CASAL G, SIERRA JC: Evaluación y tratamiento de los trastornos del sueño. En: Buela-Casal G, Sierra JC (eds). Manual de Evaluación y Tratamientos Psicológicos. Biblioteca Nueva, 393-438, Madrid, 2001.
BUYSSE DJ, REYNOLDS CF, MONK TH, BERMAN SR , KUPFER DJ: The Pittsburgh sleep quality index: A new instrument for psychiatric practice and research. Psychiatry Res, 28:193-213, 1989.
CARSKADON MA: Patterns of sleep and sleepiness in adolescents. Pediatrician, 17:5-12, 1990.
DELASNERIELAUPRETRE N, PATOIS E, VALATX JL, KAUFFMANN F, ALPEROVITCH A: Sleep, snoring and smoking in high-school students. J Sleep Res, 2:138-142, 1993.
DOMINGUEZ F, SOLER S, MORELL M, GOMEZ E, RUBIO P, BENETO A: Hábitos de sueño en una muestra de población juvenil de la comunidad valenciana. Vigilia-Sueño, 12:79, 2000.
ELLIS BW, JONHS MW, LANCASTER R, RAPTOPUOLOS P, AGELOPOULOS N, PRIEST RG: The St. Mary‘s Hospital Sep Questionnaire: A study of reliability. Sleep, 4:93-97, 1981.
FOSTER JH, PETERS TJ: Impaired sleep in alcohol misusers and dependent alcoholics and the impact upon outcome. Alcohol Clin Exp Res, 23:1044-1051, 1999.
FRANCO P, SZLIWOWSKI H, DRAMAIX M, KAHN A: Influence of ambient termperature on sep characteristics and autonomic nervous control in healthy infants. Sleep, 23:401-407, 2000.
GARCIA DE LEON M, ROBLES JI: Encuesta epidemiológica sobre el sueño en la población juvenil. Vigilia-Sueño, 13:15-21, 2001.
GONZALEZ P, PEDREGAL JA, LOPEZ JL, BOUSOÑO M, BOBES J: Sueño, deterioro orgánico y salud general en población involutiva. Estudio en una zona básica de salud de Oviedo. Actas Luso-Españ Neurol Psiquiat, 19: 91-199, 1991.
HORNE JA: Sleep function, with particular reference to sleep deprivation. Ann Clin Res, 17:199-208, 1985.
HORNE JA: Human sleep, sleep loss and behaviour. Implications for the prefrontal cortex and psychiatric disorder. Br J Psychiatry, 162:413-419, 1993.
IRWIN M, MILLER C, GILLIN JC, DEMODENA A, EHLERS CL: Polysomnografic and spectral sleep EEG in primary alcoholics: An interaction between alcohol dependence and African-American ethnicity. Alcohol Clin Exp Res, 24:1376-1384, 2000.
KAWADA T: Effects of a traffic noise on sleep: A review. Nippon Eiseigaku Zasshi, 50:932-938, 1995.
KAWADA T, SUZUKI S: Change in rapid eye movement (REM) sep in response to exposure to all-night noise and transient noise. Arch Environ Health, 54:430-438, 1999.
LANDOLT HP, WERTH E, BORBELY AA, DIJK DJ: Caffeine intake (200 mg) in the morning affects human sleep and EEG power spectra at night. Brain Research, 675:67-74, 1995.
LEGER D: The cost of sep-related accidents: A report for the National Commision on Sleep Disorders Research. Sleep, 17:84-93, 1994.
MASA JF, RUBIO M, FINDLEY LJ: Habitually sleep drivers have a high frequency of automobile crashes associated with respiratory disorders during sleep. Am J Respir Crit Care Med, 162:1407-1412, 2000.
MCGHIE A, RUSSELL S: The subjective assessment of normal sleep patterns. J Ment Science, 108:642-654, 1962.
MELLINGER GD, BALTER MB, UHLENHUTH EH: Insomnio and its treatment: Prevalence and correlates. Arch Gen Psychiatry, 42:225-232, 1985.
MORIN CHM: Insomnio. Asistencia y Tratamiento Psicológico. Ariel, Barcelona, 1998.
NIVISON ME, ENDRESEN IM: An analysis of relationships among environmental noise, annoyance and sensitivity to noise, and the consequences for health and sleep. J Behav Med, 16:257-276, 1993.
PELISSOLO A, BOYER P, LEPINE JP, BISSERBE JC: Epidemiology of anxiolitics and hypnotics use in France and in the world. Encephale Revue Psychiatrie Clinique Biologique Therapeutique, 22:187-196, 1996.
RIVAS T, NAVARRO JF, SAGREDO L, MALDONADO E, DAVILA G: Características psicométricas de un instrumento de evaluación de los hábitos del sueño. Vigilia-Sueño, 10:73- 95, 1998.
ROYUELA A, MACIAS JA: Propiedades clinimétricas de la versión castellana del cuestionario de Pittsburg. Vigilia-Sueño, 9:81-94, 1997.
RUIZ DOBLADO S, CARVALLO M, CABALLERO ANDALUZ R, PEREZ-CANO A, PINO-RAMIREZ MA: Prescripción de ansiolíticos en un área de atención primaria: 1995-1999. Cuad Med Psicosomat Psiquiat Enlace, 55(56):45- 60, 2000.
SEPPALA M, HYYPPA MT, IMPIVAARA O, KNUTS LR, SOURANDER L: Subjective quality of sleep and use of hypnotics in an elderly urban population. Aging Clin Exp Res, 9:327-334, 1997.
SIERRA JC, BUELA-CASAL G: Prevención de los trastornos del sueño. En: Buela-Casal G, Fernández-Ríos L, Carrasco TJ (eds). Psicología Preventiva. Avances Recientes en Técnicas y Programas de Prevención. Pirámide, 275-285, Madrid, 1997.
SMITH AP, MABEN A, BROCKMAN P: The effects of caffeine and evening meals on sleep and performance, mood and cardiovascular functioning the following day. J Psychopharmacology, 7:203-206, 1993.
VERA F, MALDONADO E, NAVARRO JF: Evaluación de la calidad de sueño en estudiantes universitarios mediante el cuestionario de Pittsburg. Vigilia-Sueño, 11:31-32, 1999.
Walsh JK, Muehlbach MJ, Humm TM, Dickins QS: Effect of caffeine in psysiological sleep tendency and ability to sustain wakefulness at night. Psychopharmacology, 101:271-273, 1990.