2003, Número 2
Salud Mental 2003; 26 (2)
Agatha Christie y su enigma: notas sobre la fuga disociativa
Rossi R, Attolini L, Berti A, Maberino C
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 9
Paginas: 67-73
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RESUMEN
Las notas biográficas y la cuidadosa reconstrucción de Cade acerca del enigma de la desaparición temporal de Agatha Christie forman el trasfondo del análisis de un episodio de disociación de la conciencia ocurrido a un joven durante las manifestaciones genovesas contra la reunión del Grupo de los 8.Entre el 4 y el 14 de diciembre de 1926, Agatha Christie desapareció súbitamente de su casa en el Berkshire, tras la muerte de su madre y la confesión de su marido de tener una amante; la escritora fue encontrada hasta una semana más tarde, gracias a que una carta anónima guió a la policía hacia un hotel de Harrogate, un centro hidroterápico del Yorkshire, donde se registró bajo un nombre falso.
En efecto, 1926 fue un año decisivo para la escritora Agatha Christie. En la realidad huyó de la vida burguesa en la provincia silenciosa del Yorkshire y poco después comenzó a dedicar mucho de su tiempo en viajes, sobre todo al Medio Oriente, donde conoció y se casó con un arqueólogo al que por muchos años acompañaría en las expediciones, mostrando un activo interés por la arqueología. Pero también en sus ficciones, los personajes, previamente pertenecientes a la buena burguesía inglesa como los descritos en el Orient Express, se convierten en héroes de las novelas policíacas ambientadas en el mundo egipcio del Nilo (piénsese en Death on the Nile, Murder in Mesopotamia, Death comes as the end). La confrontación entre el escenario de las obras ambientadas en su campiña inglesa y las novelas que se desarrollan en las fuentes del Nilo, hace pensar en una fuga que, como en la realidad, se presenta de forma regresiva, con el fin de remediar la angustia generada por una realidad insatisfactoria. A esto se asocia el deseo regresivo de un retorno intrauterino, como una tentativa de anularse remontando al momento prenatal en lugar de renunciar a la vida, un proyecto inconsciente que la impulsa a buscar fortuna y a viajar por países lejanos.
Una situación análoga es la de Francesco. Se trata de un joven que hace pocos meses inició un tratamiento psicoanalítico durante el cual una homosexualidad más o menos latente está invadiendo progresivamente sus pensamientos generando un estado casi continuo de alarma. Durante los trastornos en ocasión de la reunión del Grupo de los 8 (los países más ricos del mundo), Francesco se encontraba en medio de la gente pero de improviso decayó la contención psíquica de la multitud, con la clara sensación de no saber qué estaba haciendo allí y se dirigió a pie hacia el consultorio del analista para una sesión no programada. En realidad debía venir a la sesión el lunes siguiente, pero el analista se da cuenta que para el joven esa era la hora de la sesión y lo recibe sin comentarios. Francesco relata un sueño en el que aparece un gorila y la sensación de pánico, que le trae a la mente una mujer fea y barbuda, un fenómeno de feria. De manera más bien simplista podemos considerar a la fuga amnésica como debida a la angustia de la manifestación por el G8, pero no podemos dejar de tomar en cuenta el sueño que revela la angustia real que fluctuó en el momento en el cual se disipó la multitud que contenía al paciente. El gorila peludo se asocia a una madre terrible que lo abandona sin piedad.
Presentamos aquí dos episodios de fuga disociativa en los cuales el principio organizador primario parece ser el típicamente histérico, es decir el mecanismo por el cual, frente a un conflicto insostenible, se tiene una alteración de las funciones de la conciencia del Yo y se pone en jaque al instrumento relacional.
Dado que la cuestión inaceptable concierne siempre a las relaciones con el otro, un modo para anularla consiste en alterar el instrumento de la relación, y esto puede ocurrir al nivel más simple, haciendo enfermar al cuerpo, o bien, en un nivel más complejo pueden ser alteradas las vías de comunicación clásicas, es decir la función motora, la sensitiva y la sensorial.
A un nivel todavía más elevado, y aquí entramos en el discurso que se refiere a nuestros dos casos, puede estar concernida la función relacional bastante compleja que es la conciencia del Yo, definida, según Jaspers, por las cuatro funciones fundamentales de continuidad temporal, unidad espacial, continuidad afectiva y sentimiento de los límites y de los confines. En el interior de tal espectro se va desde la amnesia psicógena hasta las disociaciones de la conciencia, en las que es evidente que estamos siempre en la estratagema de moderar las funciones de relación en los niveles mayores, desde la memoria a la mentira, a las técnicas de teatro. Los dos casos descritos brindan un punto de partida para una serie de observaciones sobre las correlaciones entre histeria, psicosis aguda y Trastorno de Estrés Postraumático, todos ellos trastornos que tienen en común mecanismos de disociación y de desestructuración de la conciencia del Yo, aunque a diferentes niveles jerárquicos.
Por sí sola la función comunicativa alterada no es de cualquier modo suficiente y es necesario concernir a un segundo principio organizador, diferente del histérico, que crearía una condición espacial nueva que conduce a la formación de “otro lugar” que resuelve el conflicto (ganancia primaria).
Los autores intentan, finalmente, la elaboración de un modelo terapéutico a través de la reconstrucción de la narrativa interna.
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