Pérez TR

Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 7-8
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FRAGMENTO

A lo largo de los años, la medicina ha sufrido una metamorfosis que la ha transformado, de una práctica empírica, basada en conceptos mágico-religiosos, en supersticiones o en grandes sistemas teóricos, con muy baja eficiencia terapéutica y en ocasiones hasta peligrosa para los pacientes, en una profesión científica, con tecnología sofisticada y en progresión constantemente acelerada, y con un nivel de eficiencia diagnóstica y terapéutica que sus precursores nunca hubieran podido predecir o hasta soñar. Es interesante que a lo largo de casi toda su historia, la medicina científica (iniciada por Vesalio en 1543, con la publicación de su hermoso libro De humani corporis fabrica), coincidió con otras medicinas, ahora conocidas como “tradicionales”, sin que sus resultados fueran notablemente mejores. No fue sino hasta hace poco más de 100 años, con la introducción de la asepsia y de la anestesia, después con los antibióticos y las hormonas, y con el desarrollo de la tecnología diagnóstica, iniciada con el estetoscopio y el termómetro, y seguida por los rayos X y el desarrollo del laboratorio clínico, que la medicina científica empezó a ganarles terreno a las “medicinas tradicionales”.