2021, Número 2
Una pandemia que llegó para quedarse
Idioma: Español/Inglés [English version]
Referencias bibliográficas: 8
Paginas: 110-112
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En marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró a la infección por COVID-19 como una pandemia, situación que nos obliga a establecer cambios radicales en nuestros "usos y costumbres". Si bien es cierto que las pandemias no son fenómenos nuevos; históricamente se reportan pandemias desde el año 1200 a. C.; de las cuales se carece de información fidedigna, pero ejemplos con datos relativamente confiables se destacan: la plaga de Justiniano (Yersinia pestis) en el año 542 d. C. con 30 millones de fallecimientos;1 en 1346, la peste negra (Yersinia pestis) que en su segunda manifestación causó 56 millones de muertes, seguida de la gripe española (influenza virus A H1N1) con 40 millones de fallecimientos,2 son referencias de las pandemias con más fallecimientos.
Antes de la actual pandemia, en 1981, la epidemia del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) que a la fecha contabiliza 33 millones de fallecimientos,3 nos condujo a cambios importantes en lo que a control de infecciones se refiere, había también temor sin fundamento y aseveraciones erróneas, como que el cirujano dentista y sus pacientes podrían contagiarse fácilmente del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH); por la saliva, el sudor, lágrimas, un beso, un pinchazo de aguja o algún instrumento dental contaminado, además de las relaciones sexuales sin protección.
De manera similar en los medios de comunicación de entonces (periódicos y noticieros), se reportaba el incremento de los contagios en países y ciudades, así como el número de casos. Este síndrome fue detectado inicialmente en los Estados Unidos de Norteamérica por el CDC (Center for Disease Control) en California, en homosexuales jóvenes aparentemente sanos que desarrollaban una neumonía por un neumococo poco frecuente (Pneumocystis carinii) y una inmunodeficiencia progresiva con diarrea, pérdida de peso, alteraciones digestivas, sarcomas poco comunes como el de Kaposi principalmente, pasando después a la población abierta, inclusive también a recién nacidos, cuyas madres eran positivas a este virus.
Cabe recordar que el contagio por hepatitis B (HBV) era relativamente frecuente en los cirujanos dentistas. Nuestra Facultad de Odontología carecía, en ese entonces, de una política para el control de infecciones; no había centrales para la esterilización de instrumentos, el alumno se los llevaba a su casa para su "esterilización" (proceso que consistía en hervirlos en una olla), las unidades dentales no tenían succión, no era obligatorio el uso de cubrebocas ni guantes, las agujas para anestesiar eran reutilizables, etc. Para disminuir el contagio de hepatitis B (que afortunadamente se contaba con la vacuna), nuestra facultad fue la primera en vacunar a todos sus alumnos, académicos y su personal administrativo, disminuyendo considerablemente su incidencia.
En lo referente a la actual pandemia, basándose en la evidencia científica y de las anteriores experiencias, las autoridades centrales y de nuestra facultad para la prevención y seguridad de la comunidad conformada por profesores, alumnos, trabajadores administrativos y pacientes, van un paso adelante.
Charles Darwin hace 150 años dijo: Life finds its own ways ("La vida encuentra sus propios caminos"), situación que es muy clara en el comportamiento de los seres vivos, aun cuando se considera que los virus no son seres vivos, éstos buscan la manera de reproducirse y adaptarse, en el caso del virus del COVID-19, éstos desarrollan nuevas variantes, la variante alfa ha sido superada por otras que se reproducen más y más rápido, "mejoran" sus características de contaminación, se difunden con mayor velocidad, tienen más carga viral, afecta más a niños (no vacunados), actualmente, la preocupación es Delta Plus; por lo anterior considero que este virus quiere permanecer y sobrevivir.
En mi opinión, esta infección "llegó para quedarse"; pero en la medida que se desarrollen más y mejores vacunas, se enfatice en las nuevas medidas sanitarias clínicas y sociales y pese a las variantes de este virus, se está logrando el control de la infección, se terminará con la categoría de pandemia; habrá nuevos brotes como acaece en muchas de las enfermedades infecciosas, pero sin llegar a ser nuevamente una pandemia, siempre y cuando sigamos cooperando con nuestras autoridades y vayamos ¡un paso adelante!
REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
AFILIACIONES
1 Departamento de Medicina y Patología Bucal, División de Estudios de Postgrado e Investigación, Facultad de Odontología de la UNAM. México.
CORRESPONDENCIA
Dr. Javier Portilla Robertson. E-mail: jpr@unam.mx