Reflexiones
acerca de la investigación clínica en reumatología
Estas
reflexiones tienen cómo objetivo llamar la atención
acerca de la importancia de la investigación clínica
en reumatología y cómo podemos fomentar su desarrollo.
Un
tema que ha sido recurrentemente comentado por algunos reumatólogos,
es ¿sí existe o no una crisis en la investigación
clínica en reumatología?
En
estas reflexiones quisiera partir de algunas observaciones respecto
al contexto general de la investigación en México,
para luego enfocarme hacia una visión personal de la investigación
en la reumatología clínica mexicana y por último
comprometer mi visión a una posible búsqueda de estrategias
para incrementar la investigación en nuestra área.
En
la última década en nuestro país el llamado
"plan para el desarrollo de la investigación clínica"
ha dominado los pronunciamientos en las instituciones de salud.
Sin embargo, tales discursos parecen difíciles de ser cumplidos
ante una realidad de disminución de los recursos encaminados
a la salud, además de que las instituciones parecen estar
más preocupadas por producir tecnología que ciencia.
¿Pero
cómo es esto?
La
ciencia no es lo mismo que la tecnología. Podemos definir
a la ciencia como el conjunto de conocimientos ordenados y sistematizados
generados por el método científico, en tanto que la
tecnología es la aplicación práctica de dicho
conocimiento científico.
De
acuerdo con Mario Bunge,1 si bien, la tecnología
es importante para una sociedad no debemos olvidar que ésta
nutre sus conocimientos de la ciencia. La investigación científica
constituye por tanto el fundamento de la tecnología al brindarle
la información que requiere para modificar la realidad. Un
país como el nuestro para tener un mayor progreso, no sólo
en el renglón de salud sino en cualquier otra área
deberá propiciar la investigación científica
y no sólo el desarrollo tecnológico.
¿Pero
qué ha sucedido en México con la producción
de ciencia?
En
realidad ésta puede ser mostrada desde dos puntos de vista
distintos y antagónicos. Algunos consideran la producción
nacional como escasa y poco importante. Mientras otros (quizá
los menos) la consideran intensa y fructífera. Este antagonismo
se debe a que ambos grupos de opinión ven dos caras distintas
de un mismo objeto. Echemos un breve vistazo hacia algunos datos.
En
un censo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología,2
México generó en 2000 un 0.64% de todas las publicaciones
en revistas científicas, en tanto que los Estados Unidos
generaron alrededor de una tercera parte de la producción
científica. Aunque este porcentaje es casi el doble de la
proporción de publicaciones de 1994,3 México
genera menos producción que Brasil y ni hablar de países
europeos que cuentan con mucha menor población. Estos datos
brindan un estandarte para aquellos que hablan de la pobre productividad
de la ciencia nacional.
Sin
embargo, en contraposición, en la actualidad en México
sólo hay alrededor de 8,000 investigadores registrados en
el Sistema Nacional de Investigadores,4 en comparación
a Brasil donde existen alrededor de 50,000 investigadores y en España
donde hay más de 115,000.
Si
estos datos no son suficientes para ver el gran esfuerzo que realizan
los científicos en México, habrá que observar
de acuerdo a Yolanda Ruiz el valor acumulado de infraestructura
física, tecnológica y científica, México
tiene aproximadamente 6 mil millones de dólares destinados
al campo científico, mientras que Brasil tiene 14 mil millones.
De
tal manera que a pesar de los esfuerzos, nuestro país cuenta
con pocos científicos y con infraestructura insuficiente
para satisfacer las demandas de crecimiento.
Ahora
bien, del total de investigadores reconocidos en el año 2000
por el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), el 10% corresponde
al área de medicina y ciencias de la salud con 765 investigadores.4
¿Cómo
se inserta la investigación en Reumatología en este
contexto?
En
un panorama general del total de 472 reumatólogos certificados,
según el censo de CONACYT alrededor del 7.8% son miembros
del SNI. Esta cifra contrasta fuertemente con el panorama general
de la medicina nacional donde menos del 1% de los médicos
certificados pertenecen al sistema de investigación.
¿Con
esa mayor proporción de investigadores, podemos considerar
que la producción por éstos es la suficiente?
Examinemos
un poco las publicaciones de reumatología.
Si
revisamos los artículos originales de los últimos
5 años, de tan sólo una revista muy socorrida por
los reumatólogos mexicanos como es The Journal of Rheumatology,
sólo el 1.1% de los artículos originales fueron producidos
por reumatólogos mexicanos, aunque esto fue suficiente para
un doceavo lugar que está por arriba de casi todos los países
latinoamericanos.
¿Podemos
entonces afirmar que la producción científica en reumatología
es suficiente?
Yo
considero que la respuesta es tajantemente no. Alcanzar una satisfacción
en estos momentos significaría dejar de crecer, al contrario
es necesario incrementar no sólo el número, sino también
el impacto en salud de nuestras publicaciones. Pero además,
se necesita mayor número de reumatólogos que hagan
más y mejor investigación.
¿Pero
por qué razón requerimos hacer más investigación?
He
aquí algunos de los muchos puntos a favor de hacer investigación:
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1.
Si queremos que la sociedad y el estado tomen más en cuenta
a las enfermedades reumáticas, debemos de hacer investigación
en reumatología con nuestros pacientes.
Ninguna
estadística extranjera impactará a la sociedad tanto
como la información nacional. Esta información no
podemos dejarla sólo en manos de epidemiólogos que
tradicionalmente consideran poco interesante a la reumatología,
por lo que es el reumatólogo quien debe contribuir a mejorar
la información que se tiene de las enfermedades reumáticas.
2.
Continuamente pueden presentarse diferencias sustanciales entre
las características de las cuales hace referencia una publicación,
con respecto a nuestra propia población. Sólo por
mencionar algunas de estas diferencias podemos encontrar aquéllas
de carácter genético, racial, sociocultural, económicas,
de expresión clínica de una enfermedad y de susceptibilidad
a medicamentos. Debemos evaluar mediante estudios de investigación
en nuestra propia población los resultados de guías
diagnósticas, tratamientos, pronósticos, así
como diseñar estrategias de atención propias a nuestro
contexto sociocultural.
3.
Hacer investigación implica dejar de ser simples consumidores
de información para transformarnos en generadores de conocimiento
que sea útil para la sociedad. Es pues un beneficio para
nuestros pacientes, pero también, para otros pacientes con
características similares a los nuestros el que el reumatólogo
obtenga información propia que vaya a ser de utilidad en
algunas de las fases del proceso de atención médica.
4.
La investigación nos hace mejores profesionales de la medicina,
al confrontar nuestra realidad con nuestras limitaciones de conocimiento
y poner en práctica la metodología adecuada para resolver
algunas de estas limitaciones. La investigación nos compromete
con nosotros mismos y con nuestro equipo de trabajo a crecer y buscar
la solución de problemas y a trabajar en equipo en pos de
una meta común.
5.
Además es necesario que continúen surgiendo nuevos
investigadores. Los reumatólogos más jóvenes
no debemos ser tomados como relevo, sino más bien como una
modesta pero impetuosa continuación de la amplia trayectoria
de investigación de nuestros maestros.
6.
Hacer investigación por mejorar económicamente, no
parece ser un motivo para la gran mayoría de nosotros, ya
que la investigación no es bien pagada como en otros países
y los estímulos económicos son más bien escasos.
Sin embargo, existen otras compensaciones de índole personal-profesional
y algunas universidades, instituciones y centros privilegian el
trabajo de investigación.
¿Cuál
compromiso adquiere el reumatólogo que decide hacer investigación
clínica?
En
mi opinión aquel que se compromete a ser investigador clínico,
tiene que transformarse a su vez en docente y continuar con la asistencia.
De poco sirve la investigación aislada que no es comunicada
a los demás, así de poco sirve a la investigación
aquel que no enseña a otros parte de sus conocimientos y
de la mística por la investigación. Además,
¿de qué lugar puede surgir una fuente más rica
para generar preguntas que del trabajo clínico con el paciente?,
y ¿dónde evaluar mejor los resultados de la información
generada que en la propia atención del paciente?
Así,
en la reumatología la investigación clínica
realmente está insertada en el trabajo diario asistencial
y en la docencia. Un investigador enseña a sus residentes
a creer y amar la investigación. El investigador estimula
a otros para generar ideas, los orienta y capacita para buscar la
mejor forma de buscar soluciones a sus preguntas y se conoce copartícipe
de una obligación de trabajo en equipo.
La
investigación no parece ser un camino difícil si existe
la necesidad e interés de hacerla, es más difícil
tomar un papel pasivo e impávido ante las preguntas que no
podemos resolver esperando que otros las resuelvan.
Algunos
logros de la reumatología mexicana en incrementar el deseo
de hacer investigación son tangibles. Cada año el
número de reumatólogos que se dedica a la investigación
se ha incrementado, la actividad científica en nuestra Sociedad
de Reumatología (hoy Colegio) es intensa a pesar de la disminución
de apoyos e infraestructura (esta actividad puede verse en Congresos
y en publicaciones).
Sugerencias
Debemos
decidir si nos comprometemos a hacer investigación y a fomentarla
en otros.
1.
Considero que el Colegio necesita analizar la realización
de programas estructurados en los que se incluya la investigación,
como uno de los pilares de la enseñanza de los reumatólogos
en formación.
2.
También es necesario crear un fondo de apoyo por nuestro
Colegio para aquellas investigaciones que se consideren útiles
y prioritarias.
3.
Desarrollar un programa de becas en investigación para aquellos
reumatólogos motivados con potencial para desarrollar la
investigación mexicana.
4.
Considerar una mayor interacción entre reumatólogos
interesados en hacer investigación, para llevar a cabo trabajos
multicéntricos e interinstitucionales.
La
tarea de un reumatólogo en investigación no debe terminar
al obtener un título o lograr una tesis. Esta tarea apenas
comienza y debe ser complemento de la asistencia y la docencia durante
su vida profesional. Para lograr esto necesitamos fomentar en el
residente y en nuestros colegas el deseo de hacer investigación
y revalorar su papel ante los retos de nuestra profesión.
1.
Bunge M. La Ciencia su método y su filosofía. Ediciones
siglo XX Buenos Aires. Decimoséptima edición 2000.
2.
Estadísticas de publicaciones de CONACYT año 2000.
3.
Gibbs WW. Lost Science in the third world. Scientific American.
1995(August): 76-85
4.
Base de Datos del Sistema Nacional de Investigadores 1991-2000.
Dra.
Laura González López
Reumatóloga,
Investigador I SNI. Hospital Regional 110, IMSS. Guadalajara, Jalisco.
México
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