2000, Número 6
Rev ADM 2000; 57 (6)
Editorial
Grego SE
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 204
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FRAGMENTO
El primero de diciembre del año 2000 parece ser un día marcado para la historia de nuestro país como algo memorable, no sólo por el sismo de 5.5° en la escala de Richter sino por la manera civilizada del cambio de Presidente de la República. Los Mexicanos (al menos la mayoría) escogieron cambiar, hay que respetar al presidente Ernesto Zedillo Ponce de León pues reconoció la victoria del partido opositor, esperamos que al presidente Vicente Fox Quesada no le vaya a pasar lo que a Madero. Escuchamos y vimos la propuesta y proyecto de país en la toma de funciones, aunque a muchos parece utópico, algo bueno debe salir. Pensando detenidamente nuestro país es mágico, todos trabajando e invirtiendo podremos transformar al buey que está atorado en la barranca y transformarlo en el águila que nos cobija para no tener más límites. Aunque el precio que hay que pagar es tal vez para muchos caro pues, hay que dejar a un lado el capricho y dar entrada al derecho. Debemos dejar que se inserten leyes y reglas claras para observarlas, debemos de dar cabida a la civilidad para que impere la paz y el respeto al derecho ajeno (que es el nuestro). Entonces seguro que nuestra nación tendrá, de manera palpable un brillante futuro. Cuando por los medios de comunicación nos enteramos que el presidente Fox se dirigía a la Basílica para dar gracias a la Virgen de Guadalupe, primero me dio un poco de coraje, como que los cristeros se podrían adueñar del país nuevamente (ya hubo una guerra hace muchos años por ello). Dejando la pasión por un momento y después de reflexionar al respecto es fácil darse cuenta que: Siempre damos las gracias al creador, por los bienes y por los males, no nos acordamos mucho cuando andamos de fiesta, más bien, acudimos al buen Dios cuando hay congoja o preocupación. Que bueno que tenemos un presidente que abiertamente reconoce el papel del Todopoderoso en la vida propia y la del pueblo que ha de gobernar con respeto a todos los credos, se ve entonces como igual y eso es muy valioso. Esperamos (ansiamos) que nos cumpla y haga a nuestra gente más orgullosa de su patria. Ahora hay que pedir a los gobernantes de los estados a que no le pongan piedras (o paredes) en el camino y participen en el proyecto de país para que podamos vivir dignamente. Ya estuvo bueno de sacrificios, ahora nos toca hacer lo que sabemos hacer y hacerlo bien, pedimos al buen Dios que siga bendiciendo con su protección a nuestra nación.