2013, Número 2
An Med Asoc Med Hosp ABC 2013; 58 (2)
Calidad de vida y dignidad humana en el paciente terminal: opciones para una buena muerte
Mendoza LI, Pichardo GLMG
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 10
Paginas: 112-115
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RESUMEN
El paciente terminal −«enfermo incurable, en situación de imposibilidad razonable de respuesta al tratamiento, con presencia de numerosos problemas o síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes, con gran impacto emocional que afecta también a la familia y al equipo terapéutico y con pronóstico de vida menor a seis meses» (SECPAL, Sociedad de Cuidados Paliativos)− está hoy más cerca que nunca de caer en una malentendida muerte digna so pretexto de mantener la calidad de vida. Es indispensable aclarar conceptos en una nueva era de la medicina con todos los adelantos tecnológicos que existen hoy en día para alargar la vida del enfermo. Es preciso definir la necesidad y el límite para aplicar un tratamiento sin pronóstico favorable y que no aporta nada para hacer que la muerte sea un suceso natural y lo menos traumático posible. Se ha llamado obstinación terapéutica a ese querer hacer técnicamente cuanto sea necesario por mantener a una persona con vida, aunque sus condiciones recomienden retirar ya el esfuerzo terapéutico. En algunos casos las razones del médico pueden llegar a ser determinantes, desde la inexperiencia, hasta el no querer aceptar un fracaso en la atención a un paciente. Entre los familiares puede existir la tendencia a apegarse a la vida, rechazando la muerte como un suceso desconocido y que no quieren enfrentar. Este empeño constituye un falso pretexto, una opción desesperada en la que hay que evitar caer. Ni el médico, ni el paciente pueden encontrar en tratamientos fútiles, más que un alargamiento artificial que hace más complejo el final, en vez de suavizar ese trance. Ni los pacientes ni sus familiares cercanos que fungen como cuidadores primarios ganan nada al acudir a «hacer todo lo posible», cuando objetivamente ya nada es posible para aliviar al enfermo, que no dañe su dignidad en alguna medida o peor aún, que vaya únicamente en detrimento económico fuerte para la familia o la institución donde se encuentra hospitalizado. La opción es entender en qué momento las posibilidades terapéuticas se han agotado, la calidad de vida es clínicamente cada vez menor y se debe acudir a acompañar y ayudar a cruzar el umbral del final de la vida dignamente, darle un cauce natural a la muerte, respetando los valores primordiales que quiera darle cada ser humano a ese momento para dotarlo de significado. Convendrá valorar si debe ser llevado a su domicilio, aunque no cuente con lo último de la tecnología, no únicamente procurando una calidad de vida material o técnica, que puede ser muy pobre en dimensiones para un momento único en una vida llena de experiencias insuperables y que llega a su final, sino preparando un momento en el que cada persona pueda dar ese paso de manera propia, tal como lo demanda el respeto a su identidad y a su dignidad como ser humano.REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
“La percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura y del sistema de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus normas y sus inquietudes” OMS, 30-0ctubre-2011. Disponible en: Enciclopedia. us.es. Consultada el día 06 de febrero de 2013.