Lifshitz A

Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 305
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FRAGMENTO

Uno de los retos educativos más desafiantes es, sin duda, la evaluación, tanto la del aprendizaje como la de todo el proceso educativo y de cada una de sus partes. La seguridad para medir los logros, la confianza en los instrumentos, la calidad de los juicios de valor y la equidad de las decisiones no siempre satisface a los exigentes. Muchas veces el evaluador queda con dudas a pesar de haber aplicado con rigor los instrumentos. En la evaluación formativa todavía es posible rectificar pues su propósito es retroinformar y corregir, pero la evaluación sumativa equivale acaso al juicio del comensal con el platillo terminado. Las consecuencias de una mala evaluación, por su parte, pueden afectar seriamente el destino de los evaluados y el de los programas. Muchas evaluaciones se hacen por intuición, pues muchos docentes sin suficiente formación en el campo se sienten competentes para evaluar, un poco siguiendo o afinando sus propias experiencias como alumnos. Por este solo hecho ya es meritorio un texto sobre evaluación: un marco de referencia, un sumario de estrategias, una descripción de su empleo y sus limitaciones. Y éste que hoy se presenta, además, alude a las competencias.