2011, Número 4
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Revista Cubana de Cirugía 2011; 50 (4)
Hiperhidrosis esencial, recomendaciones para su tratamiento
Hernández GJM, Salinas SG, Nodal OJ
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 15
Paginas: 597-601
Archivo PDF: 85.73 Kb.
RESUMEN
La hiperhidrosis esencial, más que un aumento profuso y desproporcionado en la
producción y excreción de sudor, de manos y pies, u otras zonas, es una entidad
clínica propia, con una sintomatología específica y una manera de sudar cuyas
características la hacen patonegmónica. Etiológicamente no está confirmado su
origen, pero sí está claro que constituye un problema de salud más frecuente, y a
su vez desconocido y subvalorado, que otras tantas enfermedades.
Afortunadamente en la actualidad existe un interés científico internacional en el
tema y la cirugía se ha convertido en una herramienta útil, considerada esta la
mejor opción de tratamiento. Algunos efectos indeseables en su evolución
posoperatoria ensombrecen el pronóstico y motivan a los investigadores a buscar
variantes técnicas que permitan mejorar los resultados que se tienen hoy. Con este
mismo interés se celebra en el Centro Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso un
taller nacional e internacional de hiperhidrosis cada año. En los últimos 3 años se
han realizado reuniones de consensos al final de estos eventos científicos, con los
profesares nacionales y foráneos invitados. Las conclusiones de estas reuniones
constituyen el motivo de esta presentación, y tiene el objetivo de protocolizar su
tratamiento para evitar al máximo efectos indeseables o resultados negativos.
REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
Manejar a los pacientes de hiperhidrosis multidisciplinariamente: dermatólogos, psicólogos, cirujanos dedicados a tórax y fisioterapeutas.
Informar a los pacientes de todo lo referente a las expectativas, los efectos secundarios y el resto de las posibilidades terapéuticas —no quirúrgicas— que se ofertan en el país (tratamiento médico, iontofóresis), así como obtener el consentimiento informado.
Utilizar la nomenclatura aprobada en el último consenso mundial de cirugía de sistema nervioso autónomo y aplicar las normativas del consenso (incluso a la hora de realizar el informe operatorio).
Los grupos quirúrgicos deben comenzar la cirugía con el mayor asesoramiento posible, teniendo en cuentas lo irreversible de la cirugía y lo incapacitante de los efectos secundarios severos, cuando estos se presentan.
Comenzar con un mínimo de 2 puertos quirúrgicos (ideal de 5 mm cada uno), y colocando la entrada de trabajo en 2 espacios intercostales (EIC).
Tratar los niveles torácico 3 (T3) y torácico 4 (T4) para manos, y torácico 5 (T5) para la axila.
Realizar simpatectomía o simpaticotomía, y no otra variante técnica, al menos, en los inicios.
Posición semisentada, para no requerir de cambiar al enfermo de posición en el transoperatorio.
El ganglio torácico 3 (T3) se localiza sobre la segunda costilla visible por toracoscopia, y así en las costillas subyacentes.
No tirar del nervio para su sección, sino cortar sobre la costilla, sin aplicar corriente mantenida por más de 5 segundos.
No someter a cirugía lumbar para la afección plantar, sin previa cirugía para la variante palmar.
No realizar cirugía lumbar para la afección plantar hasta no tener al menos 1 año de experiencia de trabajo sobre la variante palmar, y habiendo trabajado sistemáticamente en el tema.
No realizar cirugía para el rubor o hiperhidrosis facial hasta no tener al menos 1 año de experiencia de trabajo sobre la variante palmar, y habiendo trabajado sistemáticamente en el tema.
Emplear anestesia general con intubación selectiva en sus inicios. Cuando se logra el entrenamiento adecuado del equipo quirúrgico, se sugiere tubo simple y oxigenación apnéica, previo entrenamiento.
En los pacientes que no pueden (o no quieren) someterse a cirugía tienen la opción de la iontofóresis.