2010, Número 21
Hipoc Rev Med 2010; 5 (21)
Editorial
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 3-4
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FRAGMENTO
Hace 38 años Francisco Díaz Mitoma comenzó un largo trayecto por el complicado sendero de la ciencia médica, tropezándose con retos y grandes dificultades pero manteniendo el paso y, lo más importante, el rumbo. Esta historia estimula la imaginación y nos da un ejemplo de cómo el esfuerzo continuo tarde o temprano resulta en éxito.Nació en Guadalajara, Jalisco en 1955. Su padre Francisco Díaz Bohigas era comerciante oriundo de Guadalajara y su madre Amelia Mitoma Celedón, nació en Cihuatlán, Jalisco. Francisco tiene cuatro hermanos: Milagros, José, Jorge y Consuelo. Inicialmente su familia se estableció en una pequeña casa en la Calle Hospital, muy cerca del Hospital Civil de Guadalajara. Fue a la secundaria número 10 por el rumbo de San Andrés, luego a la preparatoria número 2. Desde muy temprana edad, quería ser científico; desde la adolescencia tenia admiración por Albert Einstein y Bertrand Rusell. En algún momento quería ser físico teórico, pero esa carrera estaba fuera de su alcance. Su familia no tenía los recursos económicos para mandarlo a estudiar fuera de la ciudad. Recuerda que para ayudarse en estudios de secundaria cargaba bolsas en una tienda de abarrotes cerca de Tlaquepaque. Después en la preparatoria, trabajo como empleado en una oficina de gobierno. “Creo que la responsabilidad del trabajo me ayudo a enfocarme y utilizar mi tiempo eficientemente; en esa época competía en deportes; trabajaba y además estudiaba por lo menos 4 horas al día.”