2011, Número 5
Acta Ortop Mex 2011; 25 (5)
Artrodesis de tobillo con FMIP, asistida con artroscopía. Propuesta alternativa
Cymet-Ramírez J
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 14
Paginas: 297-302
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RESUMEN
El tobillo, por ser una articulación de carga con poca superficie de contacto, es muy vulnerable a las lesiones traumáticas, por ser una región expuesta. Es una articulación única, porque forma varias articulaciones. En ella la carga recae sobre el área de contacto que es un tercio de la rodilla o de cadera, es la parte más importante de nuestro sistema músculo-esquelético diseñada para la deambulación y bipedestación. Cuando existen lesiones en el tobillo, la artrodesis es un procedimiento que se realiza para aliviar el dolor, disminuir la deformidad y dar estabilidad. El resultado óptimo de este procedimiento se logra fácilmente, si el tobillo se fija en la posición correcta, por lo que esta técnica seguirá siendo una alternativa para el tratamiento. Con la «fijación mínimamente invasiva percutánea» (FMIP) la fijación es segura, disminuye el dolor y detiene la progresión de la degeneración, es un método mínimamente invasivo a través de una pequeña herida posteromedial sobre la superficie ventral de la metáfisis distal de la tibia que minimiza la disección de los tejidos blandos, abatiendo las complicaciones de la herida. Para nuestro estudio incluimos pacientes con daño articular severo, dolor, cuya actividad laboral demandaba grandes esfuerzos, en los que fracasaron otros tratamientos y no fue posible realizar una artroplastía total (por sus dudosos resultados). Excluyendo a los pacientes que presentaron un varo-valgo mayor de 15°, necrosis del talus, defectos óseos que requieran de injerto o artrosis subastragalina. Nosotros encontramos que hubo un mejor control del dolor; menor tiempo de hospitalización ya que la recuperación es corta (mejor evolución); la cicatrización es temprana y no existe edema; no se requirió de rehabilitación, ya que durante la cirugía no hubo despegamientos innecesarios (que pudieran dar origen a infecciones o de cicatrización), los cortes fueron de mayor precisión sin daño de otros tejidos, se preservó la longitud de la extremidad y no se invadió la articulación subastragalina; no se observó lesión vascular o nerviosa (necrosis del talus), ni embolismo por el fresado del canal. Durante el postoperatorio se tuvo un mejor manejo del paciente pues no requirió de inmovilización rígida y aunque el apoyo no fue inmediato, a las dos semanas pudo usar una bota de descarga para apoyo parcial y apoyo total a las seis semanas. Por tanto se presentaron menos complicaciones y si cuando existió fracaso se tuvo la posibilidad de otra cirugía de rescate.REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)