2010, Número 5
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Salud Mental 2010; 33 (5)
El cerebro y las drogas, sus mecanismos neurobiológicos
Méndez DM, Ruiz CAE, Prieto GB, Romano A, Caynas S, Prospéro GO
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 32
Paginas: 451-456
Archivo PDF: 106.08 Kb.
RESUMEN
La definición de adicción propuesta por la Organización Mundial de la Salud, dicha de manera sucinta, indica que es una enfermedad cerebral que provoca una búsqueda compulsiva de la droga y su uso, a pesar de las consecuencias adversas que ésta provoque. La fisiopatología de la enfermedad sugiere una interacción entre mecanismos cerebrales, cambios genéticos y medio ambiente. El objetivo de este artículo es discutir la evidencia que existe sobre los sistemas cerebrales que son afectados por las drogas, qué genes participan y cómo el medio ambiente tiene una participación crucial para generar esta enfermedad.
Discutiremos tres secciones: el cerebro, las drogas y los genes. La primera trata sobre cómo el cerebro responde ante estímulos reforzantes y cómo estos sistemas cerebrales promueven que el individuo repita la conducta que lo llevó a adquirir el reforzador originalmente, para obtenerlo de nuevo. A este sistema se le denomina sistema de motivación-recompensa. Este sistema responde muy activamente ante reforzadores naturales (estímulos que buscan preservar la vida del individuo), pero también a reforzadores no naturales. En este grupo de estímulos están las drogas de abuso. El sistema de motivación-recompensa está modulado por diversas estructuras subcorticales y corticales que incluyen un sistema de castigo. Estos sistemas utilizan una gran diversidad de neurotransmisores y neuromoduladores que inducirán una sensación de placer ante la presencia del estímulo reforzante. Todas las drogas de abuso provocan un efecto sobre los receptores y sobre los transportadores de los neurotransmisores, al igual que sobre las enzimas que participan en la síntesis y degradación de estos mediadores químicos. El uso repetido de la droga modifica así estructural y funcionalmente al cerebro. Estos cambios plásticos desarrollados en el sistema de la motivación-recompensa y también en el de castigo, provocan un nuevo balance entre ellos que lleva al individuo a un estado de alostasis, en el cual la droga se convierte en una necesidad.
En otro artículo haremos una reseña sobre drogas lícitas e ilícitas; sus efectos, sus sitios de acción y las consecuencias adversas de su uso. La última sección versará sobre la genética: definimos los conceptos de gen y alelo, de mutación y polimorfismo, heredabilidad y epigenética, a fin de entender qué hace a un individuo vulnerable a la adicción de una droga de abuso. Si bien para la adicción existe una contribución ambiental, la contribución genética es importante. Esta contribución no es igual para las diferentes drogas. La cocaína y los opiáceos, no solamente son las drogas más adictivas, sino también las que mayor contribución genética tienen en comparación con otras (v. gr. nicotina, alcohol o marihuana). Los polimorfismos en diversos genes hacen vulnerable a un cerebro para convertirse en adicto a alguna droga o, por el contrario, dificultan la eficiencia de los tratamientos en contra de la adicción. Entre los polimorfismos que se han descrito son de interés los genes que codifican para las enzimas hepáticas citocromo P450, ya que estos polimorfismos modifican la vulnerabilidad para la adicción al tabaco, al alcohol y a la heroína. Es menester considerar la influencia genética en la adicción puesto que las variaciones a este nivel harán responder diferencialmente al tratamiento a personas con el mismo tipo de adicción. Por ello, hay que enfatizar el uso individualizado de la terapia. Por último, planteamos que quienes buscarán con mayor probabilidad el uso de una droga son quienes presentan una enfermedad psiquiátrica de fondo, así que la adicción representa sólo una parte de una enfermedad dual o comorbilidad. En este contexto, la hipótesis de la automedicación sugiere que los pacientes buscan la droga con el fin de controlar su patología inicial.
Esta revisión busca integrar la interacción entre el cerebro, las drogas y los genes, pero no pretende ser exhaustiva. Nuestro interés es dar un panorama al lector sobre cómo estos tres mundos convergen, para entender cómo ocurre esta enfermedad y tratarla diferencialmente entre los individuos.
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