2004, Número 1
Salud Mental 2004; 27 (1)
Aportes del electroencefalograma convencional y el análisis de frecuencias para el estudio del trastorno por déficit de atención. Primera parte
Ricardo GJ
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 22-27
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RESUMEN
El Trastorno por Déficit de Atención (TDA) es un trastorno crónico del desarrollo que se caracteriza fundamentalmente por una disminución en el espectro de la atención; por dificultades en el control inhibitorio que se expresa a través de la impulsividad conductual y cognoscitiva; y por una inquietud motora y verbal. Estas características deben aparecer antes de los siete años de vida, según lo establece la taxonomía internacional, y ser inapropiadas para la edad o el nivel de desarrollo del paciente. Existen pocos procedimientos de evaluación objetivos disponibles por lo que, teniendo en cuenta que el TDA se considera como resultado de una disfunción del Sistema Nervioso Central (SNC) y que el electroencefalograma (EEG) suministra una medida directa del funcionamiento cerebral, éste parece ser una herramienta apropiada para evaluar este trastorno. La contribución del EEG tradicional al estudio del TDA ha tenido interpretaciones variables pero predominan los autores que refieren la presencia de anormalidades frecuentes en el EEG de estos pacientes. Auque la anormalidad más común consiste en un incremento de la actividad lenta, también se ha señalado que tienen un porcentaje significativamente mayor de actividad epileptiforme que los niños normales, y que la misma es más evidente durante la hiperventilación y la fotoestimulación. El análisis cuantitativo del EEG, particularmente en el dominio de las frecuencias, abrió nuevas posibilidades para el estudio de los pacientes con TDA. Entre las principales anormalidades encontradas con las medidas espectrales de banda ancha (MEBAs) se encuentran: 1. aumentos de las potencias theta absoluta y relativa, 2. aumentos de los cocientes theta/alfa y theta/beta, 3. disminución difusa en las frecuencias medias de las bandas alfa y beta, 4. anormalidades interhemisféricas (asimetría de potencia y disminución de la coherencia entre las regiones parietales y entre las temporales posteriores, aumento marcado de la coherencia entre las regiones frontales y las centrales), y 5. intrahemisféricas (asimetrías de potencia entre las regiones frontal/temporal y frontal/occipital, aumento de la coherencia fronto-temporal y disminución de la coherencia fronto-occipital). Algunos autores han interpretado estas alteraciones como un retraso en la maduración de la actividad eléctrica cerebral; a su vez, OTROS las han interpretado como una desviación del desarrollo de la misma. El primero se refiere a la presencia de hallazgos electroencefalográficos anormales, que podrían ser normales en un niño de menor edad cronológica, mientras que en la desviación del desarrollo existen patrones electroencefalográficos anormales, que no serían normales a ninguna edad. Estas variantes pueden verse en pacientes con diferentes diagnósticos clínicos, por lo que actualmente se enfatiza la presencia de subgrupos electrofisiológicos en este tipo de pacientes, independientemente de su diagnóstico clínico. En general, se ha señalado que son frecuentes las alteraciones de las MEBAs en pacientes con TDA, y llegan a alcanzar valores tan altos como entre 85-90% en diferentes muestras de pacientes. Se ha sugerido la utilidad de las MEBAs para el tratamiento mediante neurorretroalimentación y para eva luar la respuesta al tratamiento con estimulantes. También se ha enfatizado la importancia de realizar investigaciones sobre la relación existente entre las MEBAs y variables de las pruebas neuropsicológicas que se aplican frecuentemente en este tipo de pacientes. Asimismo, resulta de gran interés estudiar cuáles son los verdaderos generadores de la actividad eléctrica cerebral anormal en estos pacientes. Finalmente, aun cuando hay quienes consideran que el análisis de frecuencias del EEG no es recomendable como procedimiento diagnóstico ni para tomar decisiones terapéuticas en pacientes con TDA, hay quienes estiman que esta técnica ha alcanzado su madurez y demostrado su utilidad en diferentes afecciones psiquiátricas. Además, si se consideran los resultados obtenidos con las MEBAs en el TDA, que el EEG brinda información sobre el funcionamiento cerebral, que es una técnica no invasiva y mucho más económica que los estudios de imágenes cerebrales, puede valorarse como una buena opción para evaluar a los pacientes con TDA y su futura introducción en la práctica clínica. Por tanto, todo esfuerzo que se haga en esta dirección se debe evaluar constructivamente y no se debe rechazar por mal uso, desconocimiento, rigidez o impaciencia profesional.