Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 50
Paginas: 53-61
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RESUMEN
La prevalencia de trastornos mentales en individuos privados de su libertad se ha estimado entre 10 y 15%. Padecer una enfermedad mental aguda o crónica provoca en los sujetos un mayor desajuste e inadaptación a las condiciones de vida en la prisión. En particular, los diagnósticos de trastornos mentales más frecuentes han sido el consumo de sustancias, la depresión mayor, el trastorno bipolar, el estrés postraumático y los trastornos psicóticos.
Objetivo
Identificar la frecuencia del episodio depresivo mayor en mujeres en prisiones de la ciudad de México, la frecuencia de asociación del diagnóstico con la dependencia al alcohol y otras sustancias, así como la descripción de las características sintomáticas y sociodemográficas.
Material y método
Estudio de campo transversal de tipo no experimental, descriptivo, ex post facto, con una muestra de tipo no probabilística, seleccionada por conveniencia, de 213 mujeres de dos prisiones de mujeres de la ciudad de México: el Centro Preventivo Femenil Oriente y el Centro de Readaptación Social Femenil Tepepan.
Instrumento diseñado ex profeso. Para evaluar el episodio depresivo mayor, se utilizó la Mini Entrevista Neuropsiquiátrica Internacional (MINI); para evaluar la dependencia a sustancias se utilizaron los criterios del DSM-IV. El trabajo de campo se llevó a cabo de agosto de 2001 a marzo de 2004. Las entrevistas fueron realizadas previo consentimiento informado de las mujeres, a quienes se aseguraba la confidencialidad y el anonimato de su participación. Cada Centro elaboró, de acuerdo con el Centro de Orientación y Clasificación (COC), una lista de las internas con historia de consumo de sustancias que cumplieran con los criterios de inclusión de esta investigación.
Resultados
La edad promedio de la población entrevistada fue de 30.6 ± 7.9 años; 45.5% pertenecía al grupo de edad de entre 28 y 40 años; la escolaridad reportada con mayor frecuencia fue la primaria, con 41.3%, seguida por la secundaria. Las solteras representaban 48.6% de la población y 50.2% refirió tener, al momento de la entrevista, una relación de pareja. El tipo de delito reportado con mayor frecuencia en las entrevistas fue el robo (51.6%, en diferentes modalidades: inespecífico/simple, calificado, agravado, no especificado, a casa habitación, tentativa de robo y robo de auto). De la población investigada, 43.7% refirió una permanencia anterior en alguna institución de procuración de justicia. La frecuencia del episodio depresivo fue de 62% en la población entrevistada (n = 132). Las mujeres de entre 18 y 27 años cuya escolaridad era menor a secundaria, solteras y con hijos menores de 18 años son quienes presentaron mayor frecuencia de depresión y consumo de sustancias.
La dependencia al alcohol con depresión fue más frecuente en las mujeres con un tiempo de estancia menor a seis meses, mientras que la dependencia a sustancias psicoactivas y la depresión fue mayor en aquellas que tenían entre uno y cuatro años de estancia en prisión. Las mujeres con más largas sentencias, de entre tres y siete años, fueron las más afectadas por ambos diagnósticos.
De las mujeres deprimidas, 43.9% reportó el antecedente de reclusiones previas. Un tercio de estas mismas mujeres reportó también dependencia al alcohol, y la mitad de ellas refirió dependencia a sustancias. Cerca de 50% de las mujeres deprimidas refirió haber solicitado ayuda para la depresión dentro de la institución penitenciaria. Sólo cerca de la quinta parte solicitó ayuda para el consumo de alcohol. En cuanto al grupo de mujeres con dependencia a sustancias, la búsqueda de ayuda fue de 88.6%.
Conclusiones
Los trastornos mentales estudiados afectan aproximadamente a dos terceras partes de la población entrevistada. El reporte de una alta frecuencia es similar al de otros estudios, tanto en el nivel nacional como en el internacional, donde se ha estimado la elevada prevalencia general de los trastornos mentales y particular de la depresión y la dependencia a sustancias. Otro indicador de la magnitud del problema, independientemente de su frecuencia, es la presencia de siete o más síntomas en casi dos terceras partes de las mujeres para establecer el diagnóstico tanto del episodio depresivo como de la dependencia a sustancias. Lo anterior cobra relevancia por la frecuencia de la comorbilidad del trastorno depresivo, ya que cerca de una cuarta parte de las mujeres deprimidas presenta dependencia al alcohol y a sustancias.
El estudio reveló que la frecuencia del episodio depresivo se incrementa cuanto mayor es el tiempo de estancia o de sentencia. Una posible explicación es que el encierro por largo tiempo puede tener graves consecuencias en el bienestar de las mujeres, pues a causa de él, en la mayoría de los casos, las mujeres terminan abandonadas por sus familiares y otros seres queridos, lo que a su vez eleva la sensación de pérdida de apoyo social.
Por otro lado, la prisión por sí misma genera depresión y ésta puede verse como una reacción normal frente a una nueva forma de vida, por lo que con frecuencia se llega a creer erróneamente que la sintomatología remitirá por sí sola. En otros estudios se ha observado que la privación de la libertad causa la pérdida de relaciones emocionales, soledad y aburrimiento, falta de servicios, falta de relaciones heterosexuales, autonomía y seguridad. La permanencia en prisión provoca también una convivencia problemática con otras prisioneras impredecibles, lo que genera miedo y ansiedad. Todas estas carencias pueden constituir una amenaza seria a la personalidad y la autoestima.
La alta frecuencia de mujeres deprimidas y su comorbilidad con sustancias sugiere la necesidad de desarrollar una intervención para su detección oportuna, además de un adecuado manejo terapéutico en salud mental que considere las características especiales de esta población.
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