2025, Número 1
Neurodiversidad en cirugía
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 7
Paginas: 34-36
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RESUMEN
El concepto de neurodiversidad, aunque popular en el ámbito laboral y con programas de inclusión en algunas empresas, aún carece de una definición académica sólida. Originado por grupos de interés y basado en el modelo social de la discapacidad y la biodiversidad, fue acuñado por la socióloga Judy Singer en 2017. La neurodiversidad se refiere a las variaciones en el funcionamiento cognitivo, afectivo y sensorial, incluyendo el espectro autista, trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y discapacidades intelectuales o de comunicación. Se conceptualiza como una variante neurocognitiva sin connotaciones negativas ni patológicas. Este concepto abarca un movimiento social que promueve la aceptación e inclusión de los diferentes neurotipos, buscando despatologizar los trastornos del neurodesarrollo. Aunque el autismo ha sido el foco, el TDAH y los trastornos del lenguaje también se incluyen. Se enfatiza la necesidad de apoyar a estas personas con tratamientos farmacológicos y terapias, evitando etiquetarlas de forma perjudicial. Los cirujanos con dislexia y/o neurodivergentes tienen habilidades en el pensamiento visual y resolución de problemas espaciales, lo cual es una ventaja; además, pueden manejar varias tareas a la vez, algo que es importante en el entorno quirúrgico. Fomentar un ambiente inclusivo y de apoyo puede mejorar la moral del equipo y promover una cultura de respeto y colaboración.La neurodiversidad es un concepto que se ha vuelto popular en los trabajos y esto ha hecho que se incluyan programas de inclusión en algunas empresas famosas, pero desde el punto de vista académico no está bien acuñado y no se ha trabajado en ello.1
El término de neurodiversidad fue desarrollado originalmente por grupos de interés influenciados por el modelo social de la discapacidad. Se basó en el término biodiversidad, que originalmente se concibió para la conservación de las especies.1
El propio término de neurodiversidad fue acuñado por la socióloga australiana Judy Singer en 2017.2 Se basa en el modelo social de la discapacidad, ya que se centra en las experiencias vividas por los autistas y en el modo en que éstas se ven afectadas por sus comunidades sociales y culturales.
Rosqvist y colaboradores definen la neurodiversidad como "variaciones percibidas en el funcionamiento cognitivo, afectivo y sensorial que difieren de la mayoría de la población general" o "neurotipo predominante", más conocido como "población neurotípica". La neurodiversidad incluye, entre otros, el espectro autista, trastorno por déficit de atención, discapacidad intelectual, de comunicación o combinación de ellos.2 Ésta se conceptualiza como una variante neurocognitiva que en sí misma no requiere una connotación negativa, ni tiene por qué implicar una patología médica.2
La diversidad neurológica se manifiesta en múltiples dimensiones y hay intersecciones con otros aspectos sociales y culturales de la vida, las personas que no pertenecen a la mayoría neurológica pueden tener poco de común entre sí, por lo que no conviene decir que se va de lo neurodivergente a lo neurotípico. El término neurodivergente debe usarse para referirse a las personas de una población que presentan una función o estructura neurológica diferente a la mayoría.3
Además del concepto científico, existe un movimiento social asociado, este aboga por la aceptación, la inclusión de los distintos neurotipos, así como por la despatologización de los trastornos del neurodesarrollo.3
Durante algún tiempo se ha considerado al autismo dentro de este concepto de neurodiversidad, siendo que no es la única patología, el TDAH y el trastorno del desarrollo del lenguaje entran también dentro de este concepto y se debe de apoyar a las personas con este tipo de trastornos desde el tratamiento farmacológico, así como con terapia. En estos casos, algunos consideran desordenadas las características de este tipo de personas, por lo que se les queda la etiqueta, haciéndoles más daño que bien.3
Existen varias afecciones neurodiversas, todas ellas clasificadas como trastornos del neurodesarrollo, en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V), en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) y de la Asociación Americana de Psiquiatría. Los trastornos del neurodesarrollo se definen como trastornos de aparición temprana que afectan el desarrollo cognitivo y social e incluyen al autismo, trastorno por déficit de atención, dislexia, discalculia y la dispraxia.4
Parte del éxito del paradigma de la neurodiversidad en la investigación es identificar los puntos fuertes de las personas con los diagnósticos ya mencionados, el identificarlos ha servido como incentivo para crear espacios adaptados a este tipo de personas, ser más inclusivos.3 Los puntos débiles para la psicología han sido el centro de investigación y práctica; el análisis de los puntos fuertes cognitivos sólo se utiliza para diferenciar entre trastornos generales del aprendizaje y trastornos específicos del aprendizaje.1
Una de las principales áreas de investigación de las ciencias del desarrollo es el desarrollo atípico: el estudio de los llamados "trastornos del neurodesarrollo", como el autismo o la discapacidad intelectual, así como el desarrollo de problemas de salud mental y otros. Tradicionalmente, la investigación sobre el desarrollo atípico se ha llevado a cabo en el marco del modelo médico, que asume que las discapacidades son patológicas por naturaleza: son enfermedades y trastornos del cuerpo y la mente que llevan a las personas a tener déficits y limitaciones funcionales. De acuerdo con este modelo, la respuesta adecuada a la discapacidad es tratar de transformar a las personas discapacitadas en individuos con un cuerpo sano y un desarrollo típico. Aunque el modelo médico ha sido históricamente dominante a la hora de configurar la visión de la discapacidad, a menudo no ha sido bien recibido en las comunidades de discapacitados.5
En la actualidad, no se dispone de datos duros sobre los resultados de los estudiantes neurodivergentes en la enseñanza superior; sin embargo, los estudios existentes indican que los resultados en materia de bienestar y empleo tienden a empeorar en esta población en comparación con sus compañeros.6
En el mismo orden de ideas, no todas las universidades están preparadas para recibir y tener este tipo de alumnos, y no ven el potencial que pueden tener algunos de ellos, además de que un alumno neurodivergente puede llegar con estigmas por sus experiencias del pasado.6
Otro reto que presentan los estudiantes neurodivergentes, sobre todo los disléxicos, es que en la mayor parte de las universidades los exámenes son escritos, evitan las tareas de lectura y escritura por la dificultad que representa para ellos, y prefieren las referencias visuales. Para los estudiantes autistas, es un problema social y esto los puede llevar a acoso o a provocar sentimientos de soledad. A algunos estudiantes se les hace un diagnóstico tardío y su situación de neurodiversidad se sigue interpretando y tratando como una enfermedad.6,7
Un estudiante es aceptable sólo cuando se ajusta a un estándar neurotípico. Para algunos estudiantes neurodivergentes la experiencia de confusión personal, navegar por múltiples identidades y etiquetas a través de las cuales se ven a sí mismos, las experiencias de acoso y marginación son amenazas para mantener una visión sólida y compasiva de sí mismos dentro del entorno universitario. Estos estudiantes afirman tener que actuar como autodefensores para que los demás comprendan su diferencia, lo que puede contribuir a su exclusión.6 Se debe identificar este tipo de estudiantes para apoyarlos en sus necesidades, como por ejemplo dejarlos usar audífonos, recesos planificados, cambiarlos de lugar, permitirles estar de pie, entre otras.6
Por otro lado, los educadores deben tener la capacidad de transformar las vidas de quienes han sufrido discriminación y opresión, pero ponerlo en práctica es complejo, ya que el educador tiene que equilibrar las necesidades e intereses de las partes involucradas, además de las propias. No obstante, los retos que plantea el paradigma de la neurodiversidad pueden ser una oportunidad para repensar y mejorar la práctica pedagógica.6
Las universidades pueden desempeñar un papel importante en la promoción del bienestar permanente, el desarrollo de una identidad holística y el aprendizaje de habilidades para los estudiantes neurodivergentes. En conjunto, todo esto se traduce en mejores resultados laborales.6
El concepto de neurodiversidad está más difundido en España que en América Latina, se proponen una serie de programas y estrategias para ayudar a los estudiantes neurodiversos y que las universidades deben adoptar, entre éstos están hacer investigación inclusiva, material didáctico diseñado para la enseñanza de habilidades sociales, tutores académicos para este tipo de estudiantes.7
Un entorno de trabajo neuroinclusivo pretende mejorar la experiencia de vida de una persona neurodiversa, reducir su carga psicosocial, influir positivamente en el trabajo y en última instancia en la atención del paciente.4
Los profesionales de la salud neurodiversos aportan ventajas al entorno clínico, por ejemplo, alguien con trastorno de déficit por atención suele ser enérgico y tiene la capacidad de centrarse en alguna tarea de su interés, lo que hace que produzcan un gran volumen de trabajo y de buena calidad, son también buenos en solucionar problemas, son más creativos y se dice que son los ideales para tratar casos clínicos complejos.4
Los cirujanos con dislexia y/o neurodivergentes tienen habilidades en el pensamiento visual y resolución de problemas espaciales, lo cual es una ventaja; además, pueden manejar varias tareas a la vez, algo que es importante en el entorno quirúrgico.
Fomentar un ambiente inclusivo y de apoyo puede mejorar la moral del equipo y promover una cultura de respeto y colaboración. Se debe buscar hacer adaptaciones en el entorno laboral para apoyar a los profesionales que tengan algún tipo de neurodivergencia, a la par de establecer programas de mentoría para apoyar el desarrollo profesional de cirujanos y futuros cirujanos neurodivergentes.
Las instituciones deben de empezar a aplicar políticas que permitan flexibilidad en el trabajo y se hagan los ajustes a cada individuo.
REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
AFILIACIONES
1 Facultad Mexicana de Medicina de la Universidad La Salle México. México.
2 Jefa del Centro de Innovación Educativa en Medicina y Simulación Clínica. ORCID: 0000-0002-0451-5285
3 Médico adscrito al Servicio de Cirugía General, Hospital General Tacuba del ISSSTE. ORCID: 0000-0001-5635-5845
CORRESPONDENCIA
Dra. Josefina Serrano Pérez. E-mail: josefina.serrano@lasalle.mxRecibido: 15/12/2024. Aceptado: 15/02/2025