2023, Número 3
La protección y atención del personal de salud, una estrategia prioritaria y valiosa durante una emergencia sanitaria
Idioma: Español/Inglés [English version]
Referencias bibliográficas: 4
Paginas: 145-146
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El año 2020 quedará marcado en la historia de la humanidad como el momento de la mayor emergencia sanitaria nunca antes vivida en la era moderna. Los casos reportados de una grave infección respiratoria aguda desde Wuham, China1 parecían tan lejanos, pero en pocas semanas y meses el mundo estaba inmerso en la incertidumbre, en la amenaza de la enfermedad, la saturación de los servicios de salud, la carencia de insumos, la muerte y el impacto en otros ámbitos como el educativo, social, económico, laboral y más. Durante los meses de enero y febrero de ese año, las instituciones de salud del país empezamos a prepararnos para la atención de estos casos, momento que llegó a México el 27 de febrero, cuando se diagnosticó el primer caso del país en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Ismael Cosío Villegas (INER). En las semanas previas, en el INER se llevó a cabo un amplio programa de capacitación en el uso adecuado del equipo de protección personal (EPP) dirigido prioritariamente a quienes se designó como de "primera línea" y después extensivo a todos los niveles de trabajadores, en 100% del personal.
La Coordinación de Salud Ocupacional y Preventiva, un grupo multidisciplinario de médicos y enfermeras, inicialmente fue implementada como una medida para ofrecer atención médica a todo el personal del INER, ya que los servicios médicos de atención primaria del ISSSTE fueron cerrados. El artículo de Salazar LMÁ y colaboradores, "COVID-19-Ocupacional en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, Ciudad de México, durante la pandemia",2 añade a lo ya reportado3 el detalle del modelo de trabajo diseñado para la atención del personal de salud del INER durante todo el período de la pandemia por SARS-CoV-2 e interesantes resultados fruto del trabajo del grupo. El INER dispuso de la mayor plantilla de salud para la atención de la pandemia, contabilizando 4,772 integrantes, de los cuales casi 60% (2,823) se consideraron personal de primera línea. De tal manera que era esperable que el grupo de Salud Ocupacional atendiera un número importante de enfermos y contactos. Resulta interesante el protocolo de atención completo que fue otorgado a las y los trabajadores enfermos, el cual incluyó la consulta médica para disponer de criterios clínicos, la obtención de muestras para detección de SARS-CoV-2, la realización de tomografía computada de tórax para descartar neumonía, el otorgamiento de facilidades administrativas incluyendo la incapacidad laboral interna, el manejo y seguimiento en casa u hospital hasta su recuperación y reincorporación a las actividades laborales.
Del total de atenciones proporcionadas a lo largo de tres años, 12.3% resultaron casos positivos (4,160), siendo el mayor número debido a la variante Ómicron.4 Estos datos concuerdan con muchos otros de diferentes centros hospitalarios. Desafortunadamente, se contabilizó la defunción de tres trabajadores no activos durante la pandemia. Del total de 4,772 personas, ningún trabajador activo durante la pandemia falleció, es un hecho de la mayor relevancia sanitaria considerando las casi 5,000 defunciones de personal de salud reportadas en todo el país durante la pandemia. La baja prevalencia de adquisición nosocomial de la infección, sólo 3% de los casos, así como la nula mortalidad en personal activo atendiendo pacientes de COVID-19 son un éxito del Programa de Salud Ocupacional y Preventiva y del trabajo institucional, explicado por la extensa y continua campaña del uso adecuado del EPP, la disponibilidad de estos insumos y la detección oportuna de enfermos que evitó el contacto y convivencia con el resto de sus compañeros de trabajo.
En una pandemia como la que vivimos, es de la mayor relevancia contar en los establecimientos de salud con la suficiente cantidad de personal, en buenas condiciones, capacitado y con vocación de servicio. Indudablemente, el Dr. Salazar y su grupo de trabajo realizaron una gran labor, permanente, de 24 horas los siete días de la semana, en beneficio de los trabajadores como se muestra en el texto.
Muchas son las lecciones aprendidas durante la pandemia de SARS-CoV-2 y que deben formar parte del protocolo de actuación ante posibles nuevos eventos. Sin duda, algunas de estas lecciones son la gestión de insumos; ofrecer capacitación al personal de salud y brindarles atención médica a través de un programa organizado y permanente que facilite las condiciones de trabajo, la seguridad y la salud física y mental.
REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
Salazar MA, Chavez-Galan L, Castorena-Maldonado A, Mateo-Alonso M, Diaz-Vazquez N, Vega-Martínez A. Low incidence and mortality by SARS-CoV-2 infection among healthcare workers in a Health National Center in Mexico: successful establishment of an occupational medicine program. Front Public Health. 2021;9:651144. doi: 10.3389/fpubh.2021.651144.
Iuliano AD, Brunkard JM, Boehmer TK, Peterson E, Adjei S, Binder AM, et al. Trends in disease severity and health care utilization during the early Omicron variant period compared with previous SARS-CoV-2 high transmission periods - United States, December 2020–January 2022. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 2022;71(4):146-152. doi: 10.15585/mmwr.mm7104e4.
AFILIACIONES
1 Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Ismael Cosío Villegas, Ciudad de México.
CORRESPONDENCIA
Dr. Jorge Salas-Hernández. Correo electrónico: jsalas@iner.gob.mx