2024, Número 4
Pedagogía quirúrgica: hacia una perspectiva de la educación humanista
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 4
Paginas: 207-207
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La educación se rehace constantemente en la praxis. Para ser, tiene que estar siendo.
Paulo Freire
Paulo Freire fue un exponente de la pedagogía en el siglo XX, con su principio del diálogo y la comunicación forjaba un camino posible entre profesores y alumnos; propuso un método en el que se toma en cuenta al aprendiz como un sujeto activo de su propio aprendizaje y además instauró la educación humanista como reforzamiento filantrópico.
Actualmente nos enfrentamos a una crisis educativa importante en el quehacer médico, en escenarios donde siempre estamos enseñando, incluso sin darnos cuenta, sin a veces estar preparados de manera consciente para ello. En algún momento de nuestra vida médica nos ha tocado y nos tocará seguir enseñando y por supuesto, seguir aprendiendo.
La buena práctica pedagógica en los hospitales, consultorios y quirófanos puede tener un impacto positivo y significativo en el desenlace de los pacientes y en el desempeño del sistema. Formar excelentes cirujanos requiere procesos de enseñanza-aprendizaje explícitos, efectivos y humanos.1 Además, hay que recalcar la importancia del tutor quirúrgico y la evaluación de destrezas del aprendiz, pero no sólo eso, sino de un sinnúmero de variables que influyen en estos procesos.
Según Freire, lo que importa no es la repetición mecánica del gesto, sino la comprensión del valor de los sentimientos, de las emociones, del deseo, de la inseguridad que debe ser superada por la seguridad,2 es evidente que Freire no era médico y mucho menos cirujano; sin embargo, podemos encontrar tanta vigencia en sus palabras, y es que a pesar de que no se refería a la práctica quirúrgica, es posible rescatar la esencia que le da sentido a la mecánica operativa, que si bien debe estar llena de destrezas adquiridas con la práctica, éstas no pueden ni deben estar vacías de sentido, únicas y diferentes en cada médico, pero siempre con un fin único que es el preservar la salud de nuestros pacientes.
Así bien, la educación humanista también tiene un sentido antropocéntrico y se puede aplicar en un plano médico por medio de la invitación a docentes y aprendices a ser conscientes de esto, del sentido de nuestro quehacer médico y del sabernos como educandos todo el tiempo, lo que nos responsabiliza tanto de lo que aprendemos como de lo que enseñamos, pues el enseñar no existe sin aprender y viceversa.3
La preparación científica del profesor debe coincidir con su rectitud ética, lo que nos obliga a estar en continuo aprendizaje, de esta forma, estamos en el mundo interviniendo y aportando. La concepción humanista sugiere que no hay saber sin la búsqueda inquieta, sin el riesgo de crear y recrear, implica que el hombre es un ser de praxis y que en su hacer se está aprendiendo, transformando, cuidando la vida.4 Esto a su vez coincide con el quehacer médico en cuanto al cuidado de la vida de los pacientes y el trato con ellos.
Educación es diálogo con nuestros semejantes, la educación son hombres educándose entre sí mediados por la práctica quirúrgica. De esta forma, la educación se define como verdadero quehacer humano. Finalmente somos humanos tratando con humanos.
REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
AFILIACIONES
1Ayudante Médico, Centro Médico ABC y Asistente Editorial, Acta Ortopédica Mexicana.
CORRESPONDENCIA
Dra. Ruth Gabriela Castro-Yañez. E-mail: ruth.castro@ortopediamx.com