2002, Número 1
Carta al editor
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 43
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FRAGMENTO
Colima, Col. a 10 de noviembre de 2001
Dr. José Navarro Robles.
Revista Mexicana de Cardiología.
Editor en Jefe.
Presente.
Recibí apenas, y he leído con interés, el número 2 del volumen 12. Me llama la atención el artículo de Alberto Francisco Rubio Guerra y colaboradores¹ pues su resultado tiene aplicación en la práctica de la medicina en todos sus campos.
Los autores han empleado una prueba adecuada para analizar las variables del estudio y concluyen que hay diferencia estadísticamente significativa entre ambos grupos, con P ‹ 0.01 para los datos de presión sistólica y P ‹ 0.05 para los de presión diastólica, analizados por separado.
Tal afirmación indica que los grupos integrados, para utilizar brazaletes de uno u otro tamaño en la medición de la presión arterial, constituyen subconjuntos distintos de un conjunto principal; pero no permiten concluir que los resultados de las mediciones realizadas sean diferentes.
Para aclarar este punto deben compararse los valores medio y los intervalos de confianza de 95% (que serían 118.6 ± 5.3 vs 113.0 ± 6.0 para sistólica y 74.1 ± 3.6 vs 72.0 ± 3.9 para diastólica) en una gráfica de globo,2 por ser resultados puntuales (ver gráfica). En el caso de la presión sistólica, la diferencia es dudosa pues los intervalos se traslapan y el valor medio obtenido con el brazalete regular queda incluido entre ellos, aunque el obtenido con el brazalete grande queda aparte. En el caso de la presión diastólica también hay traslape, pero ambos valores medios quedan incluidos, lo que indica claramente que la diferencia es nula. La visión integral, en donde el valor de P muestra que los subconjuntos son distintos y en donde la prueba de globo dice que no hay diferencia en los resultados, permite concluir que el empleo de brazaletes regulares o grandes en adultos normotensos con perímetro braquial entre 22.5 y 37 cm es igual y por consiguiente puede usarse el que esté disponible.
No se puede extrapolar esto a personas hipertensas, pues en ellas una diferencia como la que se informa, de 5 mmHg en la presión sistólica y 2.1 mmHg en la presión diastólica, pudiera ser motivo de error en el diagnóstico o en el seguimiento de los enfermos.
Será necesario realizar estudio semejante en enfermos para concluir al respecto.
José Rafael Cuauhtémoc Acoltzin Vidal
Médico Cirujano. Cardiólogo, UNAM.
Maestro en Ciencias Médicas,
Universidad de Colima.
jose_rafael_c_acoltzin@yahoo.com