2023, Número 5
El futuro de la Medicina Crítica y el Colegio Mexicano de Medicina Crítica
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 378-379
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El futuro, un infinito espacio que se extiende más allá de nuestro alcance visual e inteligencia, constituye una trama que ha intrigado y extasiado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Es un lienzo en blanco sobre el cual proyectamos nuestros sueños, miedos y aspiraciones, y que estamos llamados a moldear y escribir con nuestras acciones presentes. En la búsqueda de respuestas y certezas en un moderno mundo en constante transformación, podemos aventuramos a explorar las fronteras del conocimiento y la imaginación. Este breve escrito invita a sumergirse en las aguas profundas del mañana, a lanzar un vistazo al porvenir y a especular sobre lo que nos puede aguardar más allá de la línea del horizonte, los avances científicos y tecnológicos que redefinirán nuestra existencia como médicos hasta las cuestiones socioculturales que desafiarán nuestros valores fundamentales y tradiciones. Supongamos entonces un utópico viaje hacia el futuro de la Medicina Crítica y nuestro Colegio, y vislumbremos lo que posiblemente nos aguarda más allá de los límites de nuestra actual imaginación; un ejercicio no sólo para los 50 años de existencia de nuestra asociación sino que intentemos ver aún más allá en el tiempo. Nuestra especialidad se ha convertido en un punto de encuentro para una intersección única de tecnología de vanguardia y rápida aplicación clínica, conocimientos médicos profundos y cambiantes y una atención excepcionalmente compasiva. A medida que miramos hacia el futuro, nos encontramos con un apasionante horizonte de innovación y esperanza en este campo.
El futuro del Colegio Mexicano de Medicina Crítica independientemente de estar ligado a la resolución de diversos problemas domésticos (como continuar con la modernización de su administración y actualización de su plan estratégico, adecuación de estatutos y reglamentos, fortalecimiento de sus finanzas, ampliación de su base de socios basada en el trabajo conjunto con las filiales y las distintas sedes de cursos universitarios a lo largo y ancho del país, terminar con cualquier diferencia de género, inequidad o discriminación existente, acercarnos a nuestras sociedades hermanas iniciando por las nacionales como la Asociación Mexicana de Enfermeras Especializadas en Medicina Crítica y Terapia Intensiva (AMEECTI) y la Asociación Mexicana de Terapia Intensiva Pediátrica (AMTIP), adquirir una sede propia y definitiva en la capital del país, fortalecer nuestra revista Medicina Crítica y nuestros grupos de trabajo bajo la figura de los capítulos, así como hacer crecer en todos sentidos a nuestra especialidad para tener una mayor proyección internacional de lo que hacemos en México) está vinculado al futuro de la Medicina Crítica en general, que enfrentará seguramente cambios profundos.
Uno de los factores a trabajar en todo el mundo consistirá en una inteligente y racional contención de costos. Como sabemos la terapia intensiva constituye un componente integral pero costoso en cualquier sistema de salud; un ejemplo lo tuvimos durante la reciente pandemia de COVID-19. Tan sólo en los Estados Unidos de Norteamérica sabemos que en tiempos normales 2% de la población recibe cuidados intensivos cada año y la proporción de la sociedad que los requiere antes de la muerte aumenta constante e inexorablemente. Proyecciones sobre la necesidad de ventilación mecánica predicen un crecimiento exponencial en los siguientes años en que se dará además un envejecimiento poblacional global, sin ser nuestro país la excepción. Seguramente la epidemiología de la población de las UCI se modificará en las siguientes décadas y la medicina crítica estará aún con mayor presencia fuera de las UCI a través de sus grupos de respuesta rápida, los avances tecnológicos y la inteligencia artificial, entre otros recursos.
Estos cambios en la necesidad de cuidados intensivos, ventilación mecánica y actualización tecnológica vendrán asociados necesariamente con un incremento en los costos de la atención médica que los distintos sistemas de salud necesitarán afrontar con el concurso experto de los profesionales de la Medicina Crítica, entre otros.
Según la revista británica The Economist los crecientes intentos para frenar el envejecimiento rendirán pronto sus frutos, adicionando años y quizás décadas de vida, por lo que vivir hasta 120 años será un prospecto imaginable, sujeto en la actualidad a investigación científica seria; es por ello que los residentes que entrenamos ahora, y los que estamos por aceptar de futuras generaciones de jóvenes médicos, verán llegar a las unidades hospitalarias números crecientes de pacientes de edades infrecuentes e insólitas en la actualidad, con una variedad de diferentes procesos crónico degenerativos avanzados, teniendo que adaptar su práctica médica a una nueva realidad. Nuevos agentes infecciosos surgirán o regresarán algunos conocidos; la sepsis, el politrauma y el cáncer aumentarán antes de iniciar su descenso final a través de la ciencia, la tecnología, así como avances y reformas sociales y culturales globales. Los trasplantes, injertos y colocación de todo tipo de prótesis se incrementará significativamente, así como los casos de complejidad mayúscula. La impresión 3D y la bioingeniería prometen revolucionar la creación de órganos y tejidos artificiales, lo que podría tener un impacto profundo en distintos campos como el trasplante de órganos y en la reparación de tejidos dañados. Además, los avances en la genómica y la medicina personalizada abrirán nuevas perspectivas para un tratamiento más específico y eficaz, adaptado a las necesidades individuales de cada paciente.
Se describirán nuevas enfermedades, métodos diagnósticos y tratamientos, y surgirán eventualmente nuevas pandemias que presionarán nuevamente a los profesionales de la futura medicina crítica.
El futuro de la medicina crítica implicará un enfoque interdisciplinario aún más profundo que en la actualidad. La diaria colaboración entre médicos de múltiples especialidades, enfermeras, farmacéuticos, terapeutas, informáticos, estadísticos, ingenieros, físicos, científicos de distintas áreas, trabajadores sociales y psicólogos expertos en salud mental será crucial para abordar de manera más efectiva los nuevos desafíos que presentarán los pacientes en estado crítico, sus sofisticados equipos de apoyo a la vida y de monitoreo, así como las redes sociales de los futuros enfermos bajo nuevas estructuras y formas de familia y asociación, quienes a menudo tendrán presiones y necesidades médicas, emocionales y sociales complejas.
La epidemiología de los cuidados intensivos será muy distinta al finalizar este siglo y habrá que preparar para ello a las nuevas generaciones de médicos y enfermeras intensivistas, cuyo proceso educativo también cambiará importantemente a través del avance tecnológico con la presencia y continuo desarrollo de la inteligencia artificial que permitirá, a través de filtros de ruido informático, procesar una gran cantidad de información y datos personalizados de los pacientes, fenotipos, nuevos factores de riesgo, marcadores genéticos y moleculares, etcétera, y así se podrán tomar acciones preventivas y terapéuticas de alta precisión oportunamente aún desde una ubicación remota a través de sofisticados medios de telemedicina. Modernos y sofisticados métodos seguros de monitoreo no invasivo en red y en tiempo real, modificarán la vida diaria de las UCI y los profesionales de la salud que ahí laboran cuyos roles, puntos de vista, forma de pensar, cultura y prioridades cambiarán; mucho habrá que hacer para no perder la clínica médica aprendida a través de siglos de experiencia humana ante este embate tecnológico y al mismo tiempo evitar la deshumanización de los cuidados intensivos, impulsar el profesionalismo médico clásico y preservar los preceptos éticos fundamentales, al facilitar, sin embargo, la asimilación y aplicación de una inimaginable cantidad de nueva evidencia científica. Se requerirá una gran plasticidad e inteligente flexibilidad para adaptar avances tecnológicos de inminente introducción a la práctica médica diaria y luchar porque no se incremente la brecha entre las UCI pertenecientes a economías de distinta magnitud, manteniendo siempre la atención centrada en el propio paciente y su familia.
Deberemos organizarnos para estar mejor preparados para hacer frente a futuras crisis sanitarias globales, como la reciente pandemia de COVID-19, y garantizar que tengamos suficiente capacidad y recursos para hacer frente a situaciones de emergencia.
El Colegio Mexicano de Medicina Crítica deberá evolucionar acorde a estos cambios y adaptar sus servicios para servir de la mejor manera posible a sus socios en cierne que están aún por nacer sin saber que serán los médicos del futuro y próximos intensivistas de finales de este siglo e inicios del XXII.
El mañana está enfrente de nosotros, pero siempre habrá que recordar la historia para aprender de nuestros errores; no obstante, por ahora festejemos con júbilo los primeros cincuenta años de vida de nuestra asociación cuyo futuro se vislumbra como un emocionante horizonte de innovación y esperanza. La tecnología, el enfoque interdisciplinario, la humanización y la resiliencia serán pilares fundamentales de nuestra evolución y crecimiento. A medida que avanzamos, es esencial que sigamos comprometidos con una atención médica de la más alta calidad, que tenga en cuenta no sólo la ciencia, sino también la ética y el humanismo que se encuentra enclavado profundamente en el corazón de la medicina. El futuro es prometedor, y debemos abrazarlo con la determinación de seguir mejorando y salvando vidas, por ello larga vida al Colegio Mexicano de Medicina Crítica.
AFILIACIONES
1 Presidente COMMEC 2023-2024.
CORRESPONDENCIA
Dr. José Javier Elizalde-González. E-mail: jjeg@unam.mx