2021, Número 3
Revista del Hospital Psiquiátrico de La Habana 2021; 18 (3)
Autismo y epilepsia
González PS
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 10
Paginas:
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FRAGMENTO
En 1943, Leo Kanner, publicó el libro Perturbaciones autistas del contacto afectivo, en el que introdujo el término autismo infantil. En ese texto describió a once niños que tenían en común una “marcada y extensa soledad desde el principio de su vida y un deseo obsesivo y ansioso por la preservación de una rutina”. El síndrome descrito por Kanner tenía como características: incapacidad para establecer relaciones sociales; retraso y alteración del lenguaje y del habla; insistencia obsesiva en mantener un ambiente sin cambios; buen potencial cognitivo; aspecto físico normal. De estas características descritas por Kanner, se descartó el buen potencial cognitivo, pues años más tarde se planteaba que en la mayor parte de los casos, el autismo se asocia a deficiencia mental.Poco tiempo después, en 1944, el pediatra Hans Asperger describió el síndrome que denominó sicopatía autística. Este síndrome fue reconocido como síndrome de Asperger en el DSM-IV (1994), gracias a las investigaciones de Lorna Wing, que lo consideró como un trastorno más del espectro autista. La psiquiatra británica se involucró en este tema como consecuencia de tener una hija autista, no obstante, siempre tuvo la oposición del propio Asperger, que consideraba que el síndrome por él descrito era diferente al autismo y no parte del mismo espectro autista. Entre los síntomas consideraba que existía un trastorno neuro-biológico en el cual existen desviaciones o anormalidades en cuatro aspectos del desarrollo: conexiones y habilidades sociales; uso del lenguaje con fines comunicativos; características de comportamiento relacionados con rasgos repetitivos o perseverantes; una limitada gama de intereses; severas y crónicas incapacidades en lo social, conductual y comunicacional.
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