2023, Número S1
Harvey Cushing y su faceta literaria
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 6
Paginas: s32-35
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Entre los múltiples reconocimientos que recibió Cushing (Cleveland, abril 8 de 1869- New Haven, octubre 7 de 1939) existe un lauro poco conocido por la comunidad médica: hace 80 años se le concedió el "Premio Pulitzer 1926" por la biografía sobre su mentor, ídolo, amigo y paradigma Sir William Osler (Toronto 1849-Oxford 1919) quien en su tiempo se consideró el máximo exponente de la medicina. Harvey Cushing (Figura 1) el cirujano extraordinario renovó las técnicas neuroquirúrgicas y fue el personaje de mayor prestigio en las primeras décadas del siglo XX por sus contribuciones seminales en las gangliotectomías, la cirugía intracraneana para tratamiento de los tumores cerebrales y exponer la hipófisis para el estudio endocrinológico.1 En su formación académica dejó un rastro de excelencia en las Escuelas de Medicina de Harvard, Jonhs Hopkins y Yale, como un virtuoso cirujano, admirable profesor, competente administrador y sobresaliente investigador clínico (Figura 2). Lo insólito es que adicionalmente poseía otros atributos ya que era erudito, bibliófilo, escritor fecundo, conferenciante brillante, ensayista, viajero, coleccionista de libros antiguos clásicos, talentoso dibujante, ameno conversador, aficionado a la historia médica e incluso un veterano distinguido de la Primera Guerra Mundial a principios del siglo XX.1 Fue el catalizador para la creación de varias asociaciones médicas quirúrgicas (American Neurological Association, American College of Surgeons) y el impulsor como presidente de otras como la norteamericana de endocrinología (Society for the Study of Internal Secretions, después Endocrine Society), en donde reiteró su falta de simpatía por la medicina social estatal y su combate acérrimo a la charlatanería médica.
Desde su juventud, Cushing fue un prolífico escritor de cartas y ensayos así como meticuloso mantenedor de su diario que los ilustraba con dibujos, bosquejos, retratos a lápiz y diseños quirúrgicos. De manera minuciosa recababa y archivaba la correspondencia personal y profesional así como la del acervo familiar; de tal manera que uno podría pensar que estaba preparando y facilitando su futura biografía, así como una mirada a su propia inmortalidad (en su testamento asignó una cantidad considerable para facilitar su biografía). La lectura de todo este material ha permitido a los historiadores conocer cuáles fueron sus intereses y el origen de las influencias que forjaron su polifacética personalidad, además cuándo y cómo emergió su talento y creatividad. Esto ha permitido deducir cuál fue la brújula que orientó su profesión exitosa y los condicionantes que normaron sus relaciones personales y afectivas. La personalidad de Cushing era simplemente difícil y llena de contrastes, era perfeccionista, compulsivo, ambicioso, egocéntrico, disciplinado, racional, exigente y demandante. En las personas que lo rodeaban les podía despertar lo mismo odio, enojo, cariño y entusiasmo, pero la mayor parte lo admiraban. Con frecuencia culpaba a otros por sus errores, aunque más tarde se disculpaba con toda pena y su exigencia la justificaba por estar convencido que la disciplina ayudaba a formar el carácter y el desarrollo profesional. Por otra parte, era amable y encantador en el trato con los pacientes y los familiares, cuando había algún desenlace fatal, él se conmovía hasta las lágrimas y aceptaba toda responsabilidad. Por su origen anglosajón y protestante (un perfecto "WASP", del acrónimo en inglés: "white, anglo, saxon & protestant") guardaba casi oculto un cierto sentimiento antagónico hacia los grupos minoritarios, étnicos y religiosos; sin dudad también mostraba rasgos antifeministas. Se podría concluir, sin dificultad alguna, que Cushing no podría alcanzar la calidad de "santo", es decir totalmente opuesto a su insigne maestro y alter ego William Osler que era considerado el "médico ideal" en el que resaltaban su moderación, balance y proporción.
Los frecuentes viajes y visitas a Europa iniciados desde 1901 contribuyeron a su madurez literaria y filosófica; en varios países dedicó mucho tiempo a los museos, bibliotecas, tiendas de libros antiguos, estableciendo múltiples contactos con los colegas y personajes prominentes de ese tiempo (Figura 3). Aquí inició su afición por la historia de la medicina que llegó a culminar como resultado de los 5 años que dedicó a recabar el material para escribir la biografía de Osler que le fue encomendada; tuvo que dedicar meses en Oxford revisando los archivos y el acervo literario de la familia de su maestro Osler. A la edad de 45 años, cuando se encontraba en la cúspide de la neurocirugía mundial y era ya la suprema eminencia quirúrgica del cráneo se ofreció como voluntario para organizar un equipo de médicos que se encargaran de apoyar los hospitales de la Primera Guerra Mundial en el frente de batalla de Francia. En varias ocasiones regresó al Hospital Peter Bent Brigham en Boston para reclutar voluntarios y conseguir donativos para sufragar los gastos de traslado a Europa y proveerse de equipo médico.2 Durante sus actividades en la guerra realizó innovaciones en las técnicas quirúrgicas, los cuidados postoperatorios y el traslado de heridos; tuvo la oportunidad de convivir con altos personajes militares, diversos corresponsales internacionales e incluso científicos, uno en particular fue Alexander Fleming quien años después recibió el Premio Nobel (Figura 4). Un acontecimiento trágico y profundamente doloroso, Cushing estuvo presente en el momento de la muerte del hijo de su entrañable mentor William Osler, cuando era sometido a una operación abdominal debido a las heridas sufridas durante una acción de guerra en Bélgica, cerca de Ypres Francia. Revere Osler era el único hijo del matrimonio Sir William Osler y Grace Revere (gran biznieta del legendario Paul Revere) que en ese momento residían en Oxford y no se les permitió asistir al entierro de su hijo.
Los tres antecesores de Cushing fueron médicos de gran prestigio profesional y social en Cleveland; además eran considerados como paradigmas de austeridad, puritanismo e introversión. Su hermano mayor, de nombre Ned, conservó la tradición médica y fue la persona que tuvo la mayor influencia y orientación sobre el hermano menor, pero como un contraste Ned era alegre, gregario, animoso, amigable y cordial; distaba mucho de ser asceta. Es curioso que Ned y Osler presentaban un parecido físico y una personalidad semejante, lo que explica que este último se convirtió más adelante en el mentor, amigo, y padre subrogado. Cuando Harvey llegaba a mostrar algún rasgo de gracia y encanto seguramente era la huella dejada por su admirable hermano Ned quien murió antes de cumplir 50 años de un cáncer inoperable del intestino. Aparentemente su vida universitaria en Yale fue gratificante y le permitió mostrar su habilidad deportiva en el béisbol y atletismo, no obstante que era censurada por el puritanismo paterno; en esa misma época se inició su única relación romántica que perduró toda su existencia. Del matrimonio en 1902 con Kate Crowell, proveniente de otra familia aristócrata de Cleveland, surgieron sus cinco hijos, ninguno médico; el primogénito murió trágicamente en un accidente automovilístico en plena juventud (Figura 5).
En 1919 Osler iba a cumplir 70 años de edad, por lo cual se pensó en organizar un "festschrift" consistente en la recopilación de ensayos escritos por sus colegas y amigos más cercanos, pero al morir en diciembre de ese mismo año se canceló el plan y surgió la idea de que sería mejor que alguien cercano a la familia escribiera una biografía.3 Resultó natural que se seleccionara a Cushing como el autor debido a su proximidad profesional, ser el hijo subrogado y los sólidos lazos de amistad; además ya se había publicado en el periódico de Boston una elegante elegía titulada "William Osler, The man" con el agrado de la viuda Lady Grace Osler y de los rectores de Oxford, Harvard, Johns Hopkins y Cambridge. Era una oportunidad para realizar un trabajo literario de elevada calidad y fineza, por lo cual aceptó el compromiso, con la misma energía y entusiasmo que habitualmente le daba a una operación quirúrgica. La obra requirió cerca de cinco años de trabajo exhaustivo, dificultades para ordenar el extenso archivo, repetidas discusiones con la empresa editorial Oxford University Press y múltiples traslados a Oxford para revisar el material y entrevistas con la familia Osler. Desde un principio se decidió excluir la colaboración de un escritor profesional para asegurar que la biografía conservara un estilo personal y afectivo por parte del autor; asimismo Cushing evitaría aparecer como uno de los personajes del libro y no incluir anécdotas que pudieran resultar incómodas para personas aún en vida. Existe un refrán que recomienda que "las conferencias y los escritos son como la falda de una mujer: suficientemente larga para cubrir el objeto, pero necesariamente corta para mantener el interés"; de un millón de palabras que contenía el manuscrito en 1923 se redujo a cerca de 300,000 al año siguiente cuando fue revisado por la editorial y finalmente se publicó en 1925 en dos tomos: "The Life of Sir William Osler". La hagiografía tuvo una buena aceptación y en el primer año se hicieron 4 reimpresiones con un total de 15,000 ejemplares; al año siguiente de la publicación se le concedió el Premio Pulitzer en el área de biografía (en ese tiempo se requería que el personaje de la biografía concursante fuera un paradigma de patriotismo, humanismo y preocupación social). Resultó paradójico que ese mismo año, en el área de ficción el premio se concedió a Sinclair Lewis por la novela titulada "Arrowsmith" que relataba la vida de un médico imaginado; sin embargo, Lewis rechazó el Pulitzer por considerar que el jurado tomaba más en cuenta la conducta idealizada del personaje que el mismo mérito literario. Se ha dicho que quien escribe una biografía es poseído por el personaje y llega a incorporar algunas de sus características; por ello tanto su esposa Kate como Lady Grace deseaban que en Harvey finalmente aparecieran la bondad, la ternura, la prudencia, la apertura y la amigabilidad que eran propias de Osler, por lo que era considerado "uno de los médicos más queridos". Posteriormente, Cushing escribió otros libros sobre tumores cerebrales y técnicas neuroquirúrgicas que recogían esencialmente sus experiencias clínicas y las observaciones experimentales en el "Laboratorio Hunteriano" en el Hospital Peter Bent Brigham, en donde pasaba largos ratos operando perros y dando clases a sus alumnos, pero sólo trascendieron en el medio médico. A partir de los 50 años, se hicieron aparentes los trastornos circulatorios, agravados por su profunda dependencia al tabaquismo, que limitaron la actividad física de Cushing al grado que tenía dificultades para operar; llegó a presentar trombosis y gangrena con amputación de algunos ortejos que le dificultaban la marcha, prácticamente estaba incapacitado desde 1934. La enfermedad de Buerger avanzó rápidamente y se agregaron episodios depresivos, por lo cual fue hospitalizado repetidamente y se fue esfumando su producción literaria; nunca permitió fotografías que lo mostraran en silla de ruedas o muletas (la misma actitud de su consuegro el Presidente Franklin Delano Roosevelt). Cushing rehusó aceptar sendos ofrecimientos como "regious profesor" de Cirugía en Hopkins y Harvard, pero decidió por su alma mater la Universidad de Yale en New Haven Connecticut; aquí pasó sus últimos años sin volver a operar, dar conferencias, ni algún curso de cirugía.5,6 Entre los años 1934-36 fue nominado para el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por sus estudios sobre la hipófisis, pero no lo consiguió. El legado financiero y literario por parte de Cushing permitieron crear en Yale la Biblioteca Médica Harvey Cushing/John Hay Whitney con la inmensa ayuda de su eterna secretaria Madeleine Stanton y su hijo intelectual, John Fulton, quien además fue el director de la biblioteca y escribió la biografía ("Harvey Cushing: A Biography", 1946). Cushing murió el 7 de octubre de 1939 de un infarto cardiaco, curiosamente a la misma edad de Osler, acabando de cumplir los 70 años, y sus cenizas descansan en Cleveland en el mausoleo familiar.
Cushing es indudablemente un paradigma de la polimatía, por ello merece que se mencione una de sus habilidades menos divulgadas como es la literatura tanto popular como científica; además personifica la unión tradicional que existe entre la medicina y las letras, por lo que puede servir como un ejemplo para muchos colegas a quienes les interesa escribir como aficionados sobre la historia de la medicina.
EPíGRAFE
"Es más difícil manejar la pluma que el bisturí"
Harvey Cushing (1874-1939)
REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
AFILIACIONES
1 Unidad de Investigación de Endocrinología, Centro Médico Nacional, Instituto Mexicano del Seguro Social, México. Hospital Ángeles México.
CORRESPONDENCIA
Dr. Arturo Zárate. Correo electrónico: zaratre@att.net.mxAceptado: 27-09-2006.