2022, Número 3
Evolución epidemiológica de los ingresos por bronquiolitis aguda durante el primer año de pandemia COVID-19
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 6
Paginas: 101-104
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INTRODUCCIóN
La bronquiolitis aguda habitualmente sigue un patrón estacional típico, con un pico epidémico en los meses de otoño-invierno e intervalos anuales predecibles.1 La aparición del SARS-CoV-2 se ha asociado con una reducción sustancial en la circulación de otros virus respiratorios en comparación con años anteriores. Nos propusimos analizar la epidemiología y características clínicas de los ingresos por bronquiolitis entre el 1o de octubre de 2020 y el 31 de julio de 2021 en dos hospitales de tercer nivel, mediante la recogida prospectiva de todos los lactantes menores de 12 meses de edad con diagnóstico clínico de bronquiolitis (CIE J21.9). Se realizó estudio virológico incluyendo test rápido de VRS (RSV-Ag FIA SD Biosensor [VircellTM]), reacción en cadena de la polimerasa (PCR-RT) para SARS-CoV-2 (Xpert Xpress SARS-CoV-2® [Cepheid]) en hisopo nasal y panel de virus respiratorios múltiple (AllplexTM Respiratory Full Panel Assay y panel respiratorio FilmArray™) en aspirado nasofaríngeo. Se excluyeron los pacientes con enfermedad subyacente grave o patología pulmonar crónica (p. ej. fibrosis quística, bronquiolitis obliterante, enfermedad intersticial), así como los reingresos. Se compararon los datos clínicos de los tres virus más prevalentes.
Se incluyeron 311 pacientes hospitalizados con diagnóstico de bronquiolitis. Doce (3.85%) tuvieron infección por SARS-CoV-2, 61 (19.61%) por rinovirus (RV) y 249 (80.06%) por VRS. Otros virus circulantes fueron bocavirus, adenovirus y parainfluenza-3.
Durante la temporada habitual de bronquiolitis, entre las semanas 40 y 52, coexistieron RV con SARS-CoV-2, con una disminución drástica en el número total de ingresos en comparación con el año anterior (32.53% en 2019 vs 7.59% en 2020, p < 0.001). La circulación de VRS se desplazó hasta primavera (Figura 1), con un aumento inusual de casos desde la semana 13 hasta la 30, un pico de incidencia en la semana 24 más bajo que el año anterior (88.93% en 2019 vs 73.31% en 2021, p < 0.001) y un tiempo de evolución más corto (17 semanas vs 22-24 semanas los años anteriores). No encontramos ningún caso positivo para influenza.
Los datos clínicos asociados a los tres virus más prevalentes (VRS, RV y SARS-CoV-2) se comparan en la Tabla 1. Los tres grupos tuvieron un curso clínico similar, aunque ningún paciente con bronquiolitis por SARS-CoV-2 precisó ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), con un tiempo de estancia significativamente más corto.
En este estudio, realizado en dos hospitales pediátricos terciarios, que acumularon gran parte de la hospitalización pediátrica, encontramos que el SARS-CoV-2 puede producir bronquiolitis en lactantes, aunque fue responsable de un porcentaje muy pequeño de los casos ingresados y con escasa gravedad.
Durante el invierno de 2020, encontramos una reducción sin precedentes en las hospitalizaciones por bronquiolitis, al igual que en otros países de Europa y del mundo,2 sugiriendo que las intervenciones no farmacológicas para control del SARS-CoV-2, practicadas por adultos y niños mayores, podían modificar la epidemiología de otros virus envueltos, como influenza y VRS,3 sin afectar la transmisión de otros, como RV, agente causal más frecuentemente identificado en esos meses.
Esto podría explicarse por la competencia entre virus diferentes por un mismo recurso abiótico.4 Los virus respiratorios pueden co-circular con otros virus o desplazarlos, y en el marco de la bronquiolitis aguda encontramos este año un claro ejemplo. A medida que se desarrolló la pandemia del SARS-CoV-2 se hicieron evidentes las diferentes formas de interacción virus-virus:5 cooperativas, con RV, con tasas sustanciales de coinfección viral, y competitivas, con influenza, que parece haber desaparecido del escenario epidemiológico.4 La circulación de RV es independiente del proceso epidemiológico de otras infecciones, incluida la COVID-19.
Lo más relevante de este estudio es la desaparición de la epidemia por VRS de su ubicación temporal habitual, trasladándose hasta el inicio de la primavera, con un tiempo de evolución más corto y un pico de incidencia menos acusado (Figura 1). El retraso en su propagación podría deberse tanto a las medidas de control como a los fenómenos de competencia viral con el SARS-CoV-2 pandémico y los RV estacionales,6 aumentando de forma extemporánea su número reproductivo efectivo cuando dichas causas se relajaron.
En conclusión, nuestro estudio aporta información importante sobre la dinámica de propagación de virus respiratorios de alta carga durante un periodo de medidas efectivas de salud pública. La disminución en sus tasas de incidencia y propagación podría hacernos reflexionar sobre la importancia de adoptar dichas prácticas en el control de los brotes estacionales, aunque no sea factible mantenerlas de forma continua, y hayan tenido un efecto más limitado en la transmisión de virus endémicos regionales, como el RV, bocavirus o adenovirus.
REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
AFILIACIONES
1 Servicio de Pediatría Hospitalaria, Hospital Infantil Universitario Niño Jesús. Madrid, España.
2 Servicio de Pediatría Hospitalaria, Enfermedades Infecciosas y Tropicales, Hospital Universitario Infantil La Paz. Madrid, España.
3 Servicio de Microbiología, Hospital Infantil Universitario Niño Jesús. Madrid, España.
4 Fundación de Investigación del Hospital La Paz (IdiPaz). Red de Investigación Traslacional en Infectología Pediátrica (RITIP). CIBER de Enfermedades Infecciosas (ISCIII). Madrid, España.
Financiamiento: Ninguno.
Conflicto de intereses: Ninguno.
CORRESPONDENCIA
Cristina Calvo Rey. E-mail: ccalvorey@gmail.comRecibido: 15-02-2022. Aceptado: 30-05-2022.