2022, Número 3
Disfunción olfatoria asociada a COVID-19
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 55
Paginas: 210-215
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RESUMEN
La actual pandemia por COVID-19 ha causado más de 5.5 millones de muertes en el mundo. Se ha reportado que de 50-85% de los pacientes infectados por SARS-CoV-2 presentan disfunción olfatoria, principalmente anosmia e hiposmia. De hecho, muchos pacientes presentan disfunción olfatoria como la única manifestación clínica o incluso como el síntoma inicial. La asociación entre COVID-19 y la disfunción olfatoria ha sido documentada, ya que se han aislado partículas de este virus en la cavidad nasal de pacientes enfermos. Sin embargo, la fisiopatología de la disfunción olfatoria aún no está bien descrita; por lo que el objetivo de este estudio es revisar la literatura actual sobre las manifestaciones olfatorias, los mecanismos fisiopatológicos sobre la cavidad nasal, sus estructuras, recomendaciones de tratamiento e implicaciones futuras.ABREVIATURAS:
- ARN = Ácido ribonucleico.
- COVID-19 = Enfermedad por coronavirus 2019.
- RT-PCR = Reacción en cadena de la polimerasa con reverso transcripción.
- SARS-CoV-2 = Coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2.
INTRODUCCIóN
El SARS-CoV-2 es responsable de la pandemia actual por COVID-19, de la cual hasta enero de 2022 se reporta que ha infectado a más de 323 millones de personas, con más de 5.5 millones de muertes en el mundo. La pandemia por COVID-19 ha tenido gran impacto en todos los sistemas de salud y en la economía a nivel mundial; se estima que el costo promedio de internamiento por esta enfermedad ronda entre los 38,000 hasta 73,000 dólares por paciente, afectando las economías familiares.1,2
Está descrito que el SARS-CoV-2 tiene una alta transmisión, ya que tiene muchas vías de propagación: gotas respiratorias, contacto directo, vía oral-fecal y a través de fluidos corporales. En relación a los aerosoles con dicho virus se ha descrito que tienen una viabilidad de hasta 3 horas en el ambiente, y en conjunto con la gran cantidad de portadores asintomáticos, contribuyen a su rápida propagación.3,4
Las manifestaciones más comunes atribuidas a esta enfermedad son fiebre, tos e infiltrados pulmonares. También, otros síntomas respiratorios como faringodinia, congestión nasal, disnea, hemoptisis, rinorrea; síntomas gastrohepáticos como diarrea, náusea, vómito, ictericia; manifestaciones dermatológicas como urticaria, petequias, púrpura, vesículas, pápulas, livedo racemosa; alteraciones neurológicas tales como trastornos neuromusculares, cefalea, disgeusia, encefalitis y anosmia.5-8
La disfunción olfatoria, incluyendo anosmia (pérdida total del olfato) e hiposmia (disminución de la percepción de los olores), es una de las manifestaciones más frecuentes en los pacientes con COVID-19.9 Se ha reportado previamente en otros cuadros de coronavirus y pese a esto, representaba una ocurrencia baja. De manera interesante, los pacientes con alteraciones olfatorias como presentación única por COVID-19 presentan cuadros clínicos más leves que otros virus como rinovirus o adenovirus.10
En dicha enfermedad la anosmia o hiposmia no está acompañada por obstrucción nasal o síntomas de rinitis, por lo que se puede decir que es por un daño directo a los receptores olfatorios.11,12
El objetivo de este estudio es revisar la literatura actual sobre las manifestaciones olfatorias y los mecanismos fisiopatológicos del COVID-19 sobre la cavidad nasal y sus estructuras, así como del tratamiento y las implicaciones a futuro.
SARS-COV-2 Y CAVIDAD NASAL
El coronavirus infecta las células ciliadas del epitelio nasal, lo cual resulta en una pérdida de su estructura y función.13 El SARS-CoV-2 emplea la proteína S1 para adherirse a la membrana celular mediante el receptor de la enzima convertidora de angiotensina-2 (ACE2). Se ha demostrado que estos receptores se expresan en el epitelio de la mucosa nasal y la nasofaringe.14 También, este receptor se distribuye dentro del sistema nervioso. De hecho, en un artículo publicado por Chen y colaboradores demostraron mediante inmunohistoquímica abundantes receptores ACE2 en células del epitelio del corredor olfatorio.15
Existe evidencia que reporta que la cavidad nasal es un área susceptible a la infección por SARS-CoV-2. Por ejemplo, en un estudio publicado en The New England Journal of Medicine (NEJM) reportaron que el número de copias virales era mayor en la cavidad nasal que en la faringe.16 Asimismo, hay estudios que reportan que se ha detectado ARN del SARS-CoV-2 mediante RT-PCR en muestras citológicas de la mucosa olfatoria de pacientes con anosmia y disgeusia y COVID-19; incluso reportan que en un paciente la carga viral era de 2.25 × 106 copias/μL.17
Previamente, en un estudio experimental con ratones, demostraron que el SARS-CoV-2 viajaba desde la nariz hasta el bulbo olfatorio y que, desde la inoculación intranasal hasta la detección del virus en el bulbo olfatorio, transcurrieron 60 horas.18
En la disfunción olfatoria de origen neurosensorial existe degeneración del epitelio del nervio olfatorio, por lo general, secundario a infecciones virales e inclusive se atribuye que puede haber predisposición debido a otros estímulos dañinos durante la vida de los pacientes; se cree que las mujeres pueden estar mayormente predispuestas por la exposición a niños.19,20 Los procesos inflamatorios mediados por interleucinas y la infiltración de neutrófilos y linfocitos en la mucosa nasal debido a las infecciones respiratorias siguen siendo la causa más común de hiposmia o anosmia neurosensorial; actualmente con mayor frecuencia por COVID-19 debido a la neurotropicidad del virus por epitelio olfatorio.21,22
SARS-COV-2 Y DISFUNCIóN OLFATORIA
Una revisión sistemática reportó que la prevalencia de disfunción olfatoria en pacientes con COVID-19 era de 53.56% (rango 5.6-100%, IC 95%, 40.25-66.61%).23 La anosmia es un signo de gran importancia en la infección por SARS-CoV-2, ya que en muchos casos el cuadro inició súbitamente con anosmia o hiposmia sin ningún otro síntoma.24 No obstante, en un estudio publicado por Lechien y su grupo, en donde incluyeron a 417 pacientes con COVID-19 leve o moderado, reportaron que 85.6% de los pacientes presentaron disfunción olfatoria y que fue el síntoma inicial en 11.8% de los pacientes.25 En un estudio publicado por Klopfenstein y colegas reportaron que los pacientes desarrollaban anosmia 4.4 días después del inicio de la infección por SARS-CoV-2, con una duración media de 8.96 días y que 98% de los pacientes recuperaban por completo el olfato a los 28 días.26
Existen varias hipótesis que han tratado de explicar la fisiopatología de la disfunción olfatoria en el COVID-19. Por ejemplo, está la hipótesis de la anosmia obstructiva, en la cual existe una pérdida conductiva localizada secundaria a obstrucción de la hendidura olfatoria. Esto, porque se llevó a cabo una investigación donde estudiaron a 20 pacientes con SARS-CoV-2 y pérdida olfatoria a quienes se les tomó una resonancia magnética y observaron que todos tenían obstrucción completa del corredor olfatorio. Reportaron que hubo una correlación fuerte entre la disfunción olfatoria y la obstrucción de la zona de este neuroepitelio.27
De igual manera, la anosmia en el contexto de COVID-19 se puede explicar por alteración del epitelio olfatorio postinfeccioso, llamada "anosmia postviral". En estos casos, una infección viral del epitelio olfatorio daña las neuronas sensoriales olfativas. En estos pacientes, la anosmia persiste por semanas o meses después de la desaparición de la rinitis y los síntomas asociados de infección respiratoria superior hasta que se regeneran las partes dañadas de este epitelio. De hecho, mediante análisis histológico del epitelio nasal de pacientes con anosmia postviral por rinovirus, se observó un número reducido de neuronas sensoriales olfatorias reemplazadas por epitelio escamoso metaplásico.28
Otro mecanismo por el cual se ha tratado de explicar la entrada del virus al sistema nervioso central es por inoculación directa al cerebro por alteraciones de la barrera hematoencefálica; también se plantea la posibilidad de diseminación hematológica del SARS-CoV-2 a las células endoteliales de la barrera con un daño directo a los astrocitos y pericitos, esto pudiendo causar alteraciones olfatorias centrales y periféricas.29
RECOMENDACIONES TERAPéUTICAS
En aspectos generales, la recuperación olfatoria espontánea ha llegado a ocurrir en 1 a 3 años hasta en 32-66% de los pacientes con disfunción postinfecciosa por otros agentes como rinovirus, influenza, virus sincitial respiratorio y otros coronavirus;30 hoy en día, sigue habiendo escasa información respecto a la disfunción olfatoria por COVID-19.
Los esteroides tópicos y orales son el tratamiento más usado para la disfunción olfatoria postviral, la terapia con esteroide tópico ha demostrado la posibilidad de recuperación del olfato en la disfunción postinfecciosa.31,32 La Asociación Británica de Otorrinolaringología recomienda no prescribir ningún tipo de esteroide tópico o sistémico en pacientes con pérdida súbita del olfato sino hasta haber esclarecido la causa. Se sugiere que no se suspenda el tratamiento únicamente en los pacientes con rinitis alérgica que se encuentren en tratamiento con esteroide tópico.33,34
Estudios aleatorizados recomiendan el entrenamiento olfatorio en conjunto con sprays nasales para la anosmia severa crónica por COVID-19. El consenso actual por Hopkins y colaboradores indica el uso de entrenamiento olfatorio en los pacientes con disfunción olfatoria mayor a dos semanas en conjunto con esteroide tópico y sistémico.35,36
El entrenamiento olfatorio es ampliamente recomendado para los pacientes con pérdida persistente posterior a una infección viral. Es simple y consiste en oler varias esencias, como limón, rosa, clavo y eucalipto. Se piensa que la terapia olfatoria reorganiza las conexiones nerviosas por medio de la neuroplasticidad activando la memoria olfatoria mientras se recuerda el olor durante la olfacción del aroma.37,38
En un estudio observacional, Denis y colegas describen que los pacientes que iniciaron entrenamiento olfatorio junto con el uso de estímulos visuales (por ejemplo, mientras olían el aroma del limón veían la imagen de un limón) tuvieron una mejoría a los 28 días del tratamiento; asimismo, que la recuperación fue hasta ocho días más rápido en pacientes con hiposmia que con anosmia, esto sin importar el tiempo de evolución de la disfunción olfatoria.39
El uso de irrigación de solución salina con budesonida ayuda a una mucosa nasal menos inflamada para que nuevas fibras olfatorias puedan crecer y mejorar el desempeño del entrenamiento olfatorio.40
Otros autores como Hummel y su equipo describen la aplicación intranasal de 10,000 UI de vitamina A dos veces por día durante dos meses donde lograron un efecto benéfico para la disfunción postinfecciosa, por lo que podría ser otra alternativa terapéutica a explorar. En lo que respecta a otras intervenciones como el uso de zinc, caroverina, teofilina, minociclina y ginkgo biloba, en la actualidad no cuentan con evidencia científica contundente para la recuperación del olfato.41,42
SIGNIFICANCIA E IMPLICACIONES FUTURAS
Al inicio de la actual pandemia por COVID-19, la OMS ni la CDC reconocían a la anosmia como característica de esta enfermedad; sin embargo, fue un síntoma que hasta en 40% de los pacientes llevó a realizarse algún tipo de prueba diagnóstica; posteriormente, se observó que la pérdida súbita del olfato sin síntomas de congestión nasal o rinorrea tenían una correlación positiva de hasta el 25% para diagnosticar COVID-19 leve en etapas tempranas o portadores asíntomáticos.43,44
Kaye y colegas, en una revisión sistemática, encontraron que la obstrucción nasal se encontró desde 12.9 hasta 46% de los pacientes, además de rinorrea en 18 a 28.5%, e igualmente describieron que la anosmia era predominante en los casos de enfermedad leve.45
Hoy en día se conoce que los pacientes que cursaron con enfermedad leve a moderada tienen mayor número de anticuerpos nasales en comparación a la enfermedad severa donde los anticuerpos circulantes se encuentran en mayor proporción, además, existe una correlación positiva significativa entre la disfunción olfatoria persistente y la presencia del ARN viral en el hisopado nasofaríngeo, lo cual nos podría hablar de una respuesta inflamatoria persistente.46,47
Se encuentra reportado en la literatura que los pacientes con cuadros de inflamación nasosinusal crónica demuestran disminución de la conectividad cerebral y, por tanto, en la modulación cognitiva; inclusive, pacientes con hiposmia crónica por sinusitis demuestran peor desempeño en pruebas de reacción de tiempo, velocidad de procesamiento y atención selectiva, por lo que la afección olfatoria crónica por COVID-19 debe ser un tema de relevancia.48,49
Ascanio y su grupo reportaron que los pacientes con COVID-19 leve tenían más disfunción olfatoria que los pacientes con cuadros graves. Asimismo, reportaron que 85% de los pacientes tuvieron resolución de la disfunción olfatoria antes de los 30 días, lo que sugiere un buen pronóstico para la recuperación en gran parte de los casos.50
Existen estudios que reportan una probable asociación de los pacientes con disfunción olfatoria por COVID-19 y el riesgo futuro de desarrollar demencia. El SARS-CoV-2 puede transportarse vía retrógrada axonal por el nervio olfatorio, atravesar la barrera hematoencefálica y entrar al sistema nervioso central, y debido a que el envejecimiento se asocia a una pérdida de integridad de la barrera hematoencefálica, los pacientes ancianos son más susceptibles a neuroinvación por el SARS-CoV-2.51
La presencia del SARS-CoV-2 en el encéfalo conlleva una cascada de inflamación y, por consiguiente, la neuroinflamación se asocia a estrés oxidativo, el cual induce neurodegeneración, favoreciendo potencialmente el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer.52
De manera inmediata los pacientes tienen más riesgo de padecer problemas emocionales como depresión o ansiedad relacionadas a la disfunción olfatoria; inclusive las alteraciones trigeminales provocadas por el COVID-19 a nivel nasal contribuyen más a estas afecciones, ya que existe una pérdida de la quimioestesis a ciertos olores como el mentol que contribuyen a una sensación de frescura y a la percepción de ciertos sabores.53,54 Cabe destacar que los problemas olfatorios han sido el único síntoma asociado a largo plazo con pruebas serológicas positivas de COVID-19 a comparación de otros como fatiga, baja concentración, disnea y dolor torácico.55
CONCLUSIóN
La disfunción olfatoria (anosmia o hiposmia) es común en los pacientes con COVID-19. Debido a que en muchos casos la disfunción olfatoria puede ser el síntoma inicial del cuadro clínico o incluso ser la única manifestación clínica de la enfermedad, se debe prestar atención especial en identificar a estos pacientes. Es de gran importancia dar seguimiento a los pacientes con disfunción olfatoria y COVID-19, ya que hay estudios que sugieren una probable asociación con el desarrollo futuro de demencia y enfermedades neurodegenerativas. Este síntoma no se debe pasar por alto al evaluar a un paciente con COVID-19, por eso la importancia de la participación de los otorrinolaringólogos en la actual pandemia para el seguimiento y tratamiento.
REFERENCIAS (EN ESTE ARTÍCULO)
Denis F, Septans AL, Periers L, Maillard JM, Legoff F, Gurden H et al. Olfactory training and visual stimulation assisted by a web application for patients with persistent olfactory dysfunction after SARS-CoV-2 infection: observational study [published correction appears in J Med Internet Res. 2021; 23 (7): e32120]. J Med Internet Res. 2021; 23 (5): e29583.
AFILIACIONES
1 Especialista en Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello.
NIVEL DE EVIDENCIA
IIICORRESPONDENCIA
Dr. Eliud Grajeda Esquivel. E-mail: dr.eliudgrajeda@gmail.comRecibido: 16/08/2021. Aceptado: 21/08/2022.