2001, Número 3
Rev Hosp M Gea Glz 2001; 4 (3)
Editorial
Kawa KS
Idioma: Español
Referencias bibliográficas: 0
Paginas: 53
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FRAGMENTO
La ultima década se ha caracterizado por la expansión del conocimiento científico en diversas disciplinas siendo la médica una de las de las más desarrolladas. Como resultado de este auge de conocimiento biomédico se han desarrollado nuevas tecnologías como son la biología molecular, la resonancia magnética nuclear, el ultrasonido de alta resolución y muchas otras, por lo que los médicos actuales tienen a su alcance una serie de nuevas herramientas tanto diagnósticas como terapéuticas. Tanto desarrollo tecnológico, sin duda alguna, viene acompañado de beneficios, pero también tiene sus riesgos, sobre todo cuando quienes utilizan las herramientas resultantes de la tecnología desconocen los fundamentos más elementales del conocimiento que dieron como resultado dicha tecnología. Esto tiene una relevancia particular para los médicos, ya que existe el riesgo de convertirse en "técnicos" altamente especializados que utilizan tecnología de punta en el diagnóstico y tratamiento de diversas enfermedades, cuando en realidad debemos ser nosotros mismos los que desarrollemos el conocimiento que dé como resultado la tecnología que aplicamos, o en su defecto mantenernos actualizados en nuestra disciplina médica específica, ya que no somos "técnicos" sino médicos. Por otro lado, pretender que todo médico dedique parte de su tiempo a la investigación científica no es muy realista, sobre todo cuando se tiene una carga de trabajo excesiva. Sin embargo, dedicar un par de horas a la semana para analizar y reflexionar sobre el trabajo diario puede dar como resultado una nueva visión sobre los eventos que parecen ser rutinarios, generando ideas de las cuales surgen proyectos de investigación. Muchas veces los descubrimientos más importantes nacen de las ideas más sencillas y prácticas y no de las más elaboradas y que utilicen la "tecnología más avanzada". La investigación en el campo de la medicina se está desarrollando a un ritmo cada vez más acelerado, por lo que además de aprender los principios básicos, necesitamos actualizar nuestros conocimientos para poder entender las nuevas tecnologías tanto como sus aplicaciones. El reto para los médicos de hoy es más que nunca, equilibrar este avance tecnológico con un abordaje clínico humano hacia sus pacientes.